Estamos en curso del
año diez del bloque génesis, realmente muy poco tiempo ha pasado para lo que muchos
hemos ratificado, será una nueva disrupción tecnológica. También ha corrido
profusa agua en las ruedas de esta evolución, casi exclusivamente torrentes de
especulación financiera que han tomado por asalto lo que supuestamente seria el
cielo. Como hemos escuchado algunas veces, en muchas ocasiones, más de las que
nos gustaría ciertamente, no terminamos por saber para quien trabajamos. Y es
que cuando quien origina la idea desaparece y nos deja al resto interpretar sus
pensamientos, cada quien saca sus cuentas de acuerdo a sus intereses bastardos
o no, ventajas y/o limitaciones propias. Al final podríamos estar muy cerca, en
extremo cerca de una masiva adopción de las criptomonedas, aunque posiblemente,
esta, por lo menos en principio, no se parece a Nakamoto.
En este desigual y
feroz mundo, la aplicación inmediata, practica y directa de una idea es
muchísimo más importante que su generación. La gente en una inmensa mayoría
prioriza su supervivencia frente a todo lo demás.
Siéntese libre de mirar
a su alrededor.
Todos reconocemos que
cualquier moneda debe tener tres funciones fundamentales para considerarse como
tal:
1. Depósito de valor.
2. Medio de intercambio.
3. Unidad de cuenta.
Ejercitemos entonces
como podrían ser algunas de las opciones que tendríamos sobre mesas de compraventas
y marcos regulatorios que nos permitiesen movimientos y transacciones
indistintas, libres y legales entre cryptos, fiat o algún nuevo medio.
Ahora olvídate un rato
de los demás, ¿supongamos que tu empleador te pagara basado
en fiat, el equivalente en crypto a valor del mercado, que hoy vale 3 dólares,
mañana 3,4, el lunes 2,2 y el jueves 2,65. Para hacerlo más directo, hoy
compras 10 artículos, mañana 12, pero el lunes solo 6 y el jueves 8. Otra,
colócate como si tú fueras el empresario, el vendedor, el fabricante, el
productor o el proveedor, ¿cómo programas las compras y los pagos? Imagínate
finalmente como seria este loco ciclo económico comercial de intensas y
periódicas fluctuaciones.
Veamos unos números de
estos últimos días:
CoinMarket
Cap
|
29 de Mayo
|
30 de Mayo
|
1 de Junio
|
3 de Junio
|
4 de Junio
|
BTC
|
8700
|
8959
|
8546
|
8498
|
7955*
|
Pico alto
|
8744
|
8959
|
8603
|
8693
|
8013
|
Pico bajo
|
8494
|
8294
|
8499
|
7971
|
7897
|
Los datos del 4 de
Junio corresponden a las 8:49am.
Algunos ya deben haber
saltado de sus asientos para decirme que he colocado solo el caso del bitcoin,
pero es que en general estas fluctuaciones se repiten con incluso más
profundidad en la gran mayoría de las cryptos. Adicionalmente hay criptomonedas
que con un solo movimiento de poquísimos tenedores, llamados ballenas por su
inmenso poder, puedan literalmente levantar o hundir el precio en minutos. Que
no lo hagan porque supuestamente están comprometidos con el desarrollo del
ecosistema, en lo absoluto es no solo garantía de nada, sino que choca
frontalmente con la intención básica de lo que ofrece el movimiento
criptográfico.
Es cierto que existe la
posibilidad de realizar pagos con algún
procesador o punto de venta, físico o de software, de criptomonedas. Ofrecen
precisamente superar la volatilidad mediante diferentes procesos y métodos,
algunos más o menos amigables, pero otros francamente creados para salir
corriendo, en lugar de ayudar parecen haber sido diseñados para enredar mucho
más que solucionar. Varios terminan depositándole al comerciante varios días
después de ocurrida la transacción, otros usan una TMR (tasa representativa del
mercado), que funciona bien ambientes normales, pero que en países de
recurrentes y vertiginosas fluctuaciones monetarias quedan a capricho de quien
la maneja. El tema de las comisiones también suma otro ingrediente
distorsionador, ¿cuál sería el incentivo principal de usar cryptos, si con fiat
tengo igual o menor comisión y no tengo que dar vueltas para liquidar mis
activos?
Estoy consciente de que
estos POS, apenas están en plena etapa primaria y que varios han hecho un
esfuerzo inmenso por desarrollar una solución que impulse a la masificación de
las cryptos, sin embargo, la cuestión básica de la volatilidad no se resuelve
con ellos realmente y dada esta situación, siempre van a depender de ciertos
límites y techos monetarios para poder liquidar, más aun si los montos empiezan
a incrementarse de manera exponencial, además que el tema de los procesos
internos y las comisiones no son en lo absoluto cosas menos importantes a
considerar.
Ah, ¿pero sin en lugar
de cancelar en efectivo o por algún método de pago digital, solventas con
tarjeta de crédito, se modifica algo?, nada en realidad, lo que cambia es quien
asume el costo de las fluctuaciones de las criptomonedas, ningún banco, sea
tradicional o eventualmente criptográfico, puede arriesgarse a una pérdida
masiva de sus activos por un bajón en los precios que afecte la cartera de
créditos. La volatilidad no distingue medio de uso, indistintamente del método
empleado hay pérdidas y ganancias como constante.
Es innegable que para
que un crypto activo se transforme en un medio factible de intercambio o unidad
de cuenta, tiene la necesidad de gozar de estabilidad en su precio.
Puedes ser una
espectacular alternativa para ser una rentable reserva de valor, también una
opción llamativa para la especulación y el riesgo financiero, pero en extremo
duro ser una moneda de uso habitual, común y corriente para el diario andar de
la gran mayoría de las personas del mundo.
Pero, ¿y en el caso de
Venezuela y Zimbabue en el extremo, o de Irán, Argentina y Sudan de hoy?, ¿la
gente de esos países no serían beneficiados con cryptos indistintamente de la
volatilidad? En principio si, sobre todo en los dos primeros casos donde
literalmente la moneda nacional vale menos que cero y tanto el dólar, como el
euro, así como en líneas generales prácticamente cualquier criptomoneda valdrá
siempre más que el bolívar soberano para los venezolanos o en el caso de la
economía zimbabuense, lo que tengan en circulación las autoridades de ese país.
En el caso venezolano, si bien eso ha originado un intensivo uso, en una
abrumadora mayoría de bitcoin como resguardo para un determinado sector de la
población, para nada podemos hablar de adopción masiva, sobre eso ya hemos
hablado en el pasado, pero si alguien tiene dudas de esta afirmación lo invito
a revisar y profundizar el siguiente dato: En Venezuela ‘sobreviven’ un poco
más de 180 mil comercios, sin contar los no afiliados a Fedecamaras y los
informales, a nivel nacional, si aceptamos como reales las cifras de Ryan
Taylor CEO de Dash, unos 2700 comercios aceptan esta criptomoneda en el país,
sin entrar en el detalle de la certeza o no de esta cifra, puesta en duda
incluso dentro de la misma organización, esto representaría solo el 1,5% del
número básico de los comercios activos en Venezuela, eventualmente un estudio
más detallado y sumando al resto de los actores comerciales bajaría aún más
esta cifra de aceptación.
Ahora, más allá de que
las criptomonedas puedan ser eventualmente, una tabla de salvación para estos
países castigados por economías sumidas en los peores escenarios, pensar que
eso origina per se una carrera de adopción generalizada, es desconocer la
compleja realidad de esos países y generar falsa expectativas sobre supuestos
para nada reales. Eso específicamente es otro tema que trataremos en otra oportunidad.
O
escalan, o los agarran las Stablecoin
Yo tengo un sueño…Ah
caramba ya me iba a ir por otro lado, pero es que o ponen los pies sobre la
tierra y los capitales cryptos se dedican en serio a inyectar estabilidad al
mercado, o mañana tendremos millones de usuarios adoptando la GlobalCoin, la
JPcoin, la IBeMcoin, la GUSD, las tres versiones de Tether (USDT) y la GoogleUsd
entre otras. La mayoría estarán ancladas fundamentalmente al dólar
estadounidense y a cestas de divisas fiat. Y aquí el tema no es si me gusta o
no las Stablecoin, la realidad ciertamente siempre ha demostrado que por un
lado confirma o niega una teoría, pero también se lleva por delante a los que
no tuvieron la visión para entender lo que se necesitaba para avanzar.
Roto el impedimento de
la volatilidad, un crypto estable tiene la batalla principal de la adopción
ganada, debe ahora ser accesible para mantenerse dentro de un rango de valores
estándar, tener cuantificaciones totalmente potables y sencillas de entender,
además de manejar términos y procesos que faciliten su usabilidad para
cualquier tipo de persona.
A los reguladores en
general parece no molestarle las Stablecoin, la ven como una especie de
extensión digital y mejor elaborada en cuanto a rapidez, costos y seguridad que
las divisas fiat, este irremediablemente le abre puertas fundamentales en la
carrera de la adopción general. Igualmente al sector privado institucional y a
las empresas en general se les hace mucho más llamativa esta opción para
iniciar su entrada, no solo a las criptomonedas, sino a todo el ecosistema Blockchain.
Podemos tener profundas
y largas discusiones sobre si estas Stablecoin representan ciertamente el
sentido real que se planteó originalmente Nakamoto en el año 2009 con el
Bitcoin, ese ofrecimiento de que las criptomonedas deben de ser descentralizadas,
inmutables, seguras, transparentes y sin autoridad que regule o determine las
decisiones, pero eso no va a frenar que la gente común seguirá buscando aquello
que le ofrezca un método de supervivencia real y asequible ahora.
Como se están dando las
cosas, muy pronto veremos si las criptomonedas estables definitivamente se
convierten en el puente principal de una global adopción. Y como esto no tiene
nada que ver con gustos y colores particulares, seguro que una Stablecoin que
tenga una base potencial de cerca de tres mil millones de usuarios, abrirá una
ruta innegable de usabilidad y alcance inimaginable para cualquier proyecto
actual de criptomoneda.
La adopción masiva
puede que no se parezca a Nakamoto.
Imagen de Pixabay.