El tiempo, nuestra
unidad fundamental marca el ritmo, en los siglos anteriores el sol salía, se
ocultaba, salía la luna se ocultaba y pasaban 24 horas, en el siglo pasado
empezamos a adelantarlo, nos descubrimos en un tiempo más o menos real,
iniciamos la identificación en directo y sentimos como las fronteras físicas
solo consiguen vivir en nuestras mentes, la autopista neural daba sus primeros
pasos, apenas abríamos los ojos.
Claro eso si miramos al
tiempo como una unidad lineal y estática, de otra forma entenderíamos que
nuestros avances y retrocesos están marcados mucho más de cómo vamos
evolucionando, que del minutero de un año, nuestros espacios son un continuo
zigzagueo de múltiples opciones y diferentes variables, del como la afrontemos
y como las apliquemos, estas, estarán más pronto o más tarde con todos
nosotros, estamos asistiendo a las posibilidades de una completa disrupción, de
muchísimas cosas que hasta hoy hemos dado por sentado y de otras que continúan
su puja por salir.
El Bitcoin y el resto
de las categorías de las criptomonedas por sí mismo, no es lo que genera esa
formidable resistencia y encono de las poderosas fuerzas que quieren mantener
el statu quo, es la evolución de la cadena de bloques lo que produce extendida
urticaria entre los grandes capitales y las burocracias estatales de todo el
mundo, lo que pasa es que por algún lado había que atacar a todo este
movimiento, que a manera de marea intermitente, viene entrando y saliendo desde
el 2009, y que ahora amenaza con definitivamente anclarse y sembrar banderas en
cada una de las playas conquistadas.
Los triunfos deben
consolidarse con acciones prácticas, debe el ecosistema que irrumpe dar las
respuestas tangibles y verificables a la gente, empezar a convencer en la
cotidianidad su tan promovida fuerza de cambio, el libro mayor digital
inmutable y permanente, no susceptible de modificación o falsificación,
producto del consenso democrático de todos los participantes, abierto y
básicamente descentralizado le corresponde responder ahora.
Estoy convencido de que
este será el año cero del Blockchain, una cantidad importante de proyectos se
encuentran maduros, aquellos que siguen sacando cuentas en siglos, se van a
quedar con las monedas fíat en sus alforjas, a los pequeños y pocos espacios
ganados hasta ahora le espera un crecimiento exponencial, y esto en lo absoluto
tiene que ver con deseos extraños ni elucubraciones, algunos a la calladita y
otros con un poco de más visibilidad están listos para empezar a mover una
parte del mundo en bases descentralizadas.
En Japón, Noruega, Australia
y Suecia como países, vamos a ir viendo
cómo se implementa acciones prácticas, la aplicación de gestiones de confianza,
transparencia y seguridad serán fundamental para ir consolidando los proyectos
del área publica, con fuerza y de la mano de las Fintech, España va a liderizar
el mundo hispanohablante, con emprendimientos que han venido creciendo en los
últimos años, les faltaba la cadena de bloques y una dosis de confianza para
internacionalizarse, las finanzas, la salud y la seguridad serán sus baluartes.
Las propias Exchange y
las Wallets deben dar también el paso hacia esta próxima generación, los
escandalosos fraudes sucedidos hasta ahora y el impresionante crecimiento de la
hierba mala dentro de estas partes del ecosistema, le hacen un daño masivo a la
adaptación de las criptomonedas a nivel mundial, la especulación monetaria
llevada hasta los extremos, va a continuar, la avaricia desmedida y los
proyectos absurdos, y sin ningún tipo de base, nos conducirá hacia una corrección
de muchas consecuencias, será un ajuste duro que traerá puntos de quiebre que
se deberá manejar con decisión y cohesión de los principales actores dentro del
sistema, es que cuando algo es definitivamente disruptivo, sus efectos son por
naturaleza explosivos, ninguna fuerza de esta magnitud, logra consolidarse sin
antes llevarse por delante más de un actor principal actual, aquí lo
fundamental es la visión a largo plazo de un paradigma, que finalmente cumpla
con democratizar, descentralizar y dar empoderamiento a la mayoría.
Cuando nacieron las
Fintech, estas eran en su propuesta original, una combinación de tecnología y
finanzas, que procuraba generar nichos de mercado que atendiera de manera
eficiente y eficaz, partes del sistema financiero que la banca tradicional no
ocupaba, o que servía de manera torpe, costosa y lenta, nunca fue su
planteamiento sustituirlo, por eso su desarrollo ha sido realizado sin mayores
traumas frente al capital habitual, las criptomonedas y el Blockchain por el
contrario plantean una total y revolucionaria evolución hacia relaciones,
basadas en ecosistemas totalmente diferentes y nuevos de estos actores
tradicionales, de tal forma que se trata de una lucha de poderes, una
sustitución: transformar el sistema del poder económico y el viejo orden de los
asuntos humanos en algo mejor, serán nuestras manos y mentes quieren decidan si
podemos hacerlo o no.
Todo lo codificable y
definitivamente valioso para todos y cada uno de nosotros, entra en nuestra
cadena de bloques: el voto, el origen de una mercancía, la propiedad de un
inmueble, contratos entre partes, historias médicas, informes financieros, de
impuestos, de herencias, en fin de valor.
Vivimos un ciclo
espectacular, donde, igual que la humanidad de ayer, de hoy y quizás de
siempre, luchan entusiastas, buenas personas y líderes por cambios para todos,
junto con especuladores, delincuentes y toda esa jauría de oportunistas de todo
tipo, claro, ahora tenemos la Blockchain para procurar que ciertamente tengamos
un mejor futuro, y lógicamente a las criptomonedas para generar valor, sobre
todo dinero, entre iguales y de forma directa y confiable, es el ecosistema
global e integrado lo que puede garantizar la fortaleza de esta disrupción, de
algunos hasta ahora, a las grandes mayorías mañana.
El ciclo cero del
Blockchain empieza este año a dar sus muestran tangibles y masivas, continuar
su desarrollo y actuación es necesario para poder seguir adelantando con hechos
las ofertas realizadas hasta hoy, eso sí, recuerden que este viaje no es
crucero donde solo hay leve brisa y lento movimiento de cocoteros, es un viaje
excitante y poderoso de turbulencias y zigzagueo, con baches y obstáculos, pero
definitivamente intensamente provechoso para todos. En marcha, los tiempos
llegaron.