Como el cerdito no la
abrió, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja. Casita de paja. El
cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entro en la casa de madera de su
hermano. El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamo a la puerta, y
dijo: – ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa!...
Desde que los seres
humanos comenzamos a vivir en sociedades empezó la regulación. Reglas y normas
para definir el camino que el colectivo generalmente estaba dispuesto a aceptar
de nuestros actos y pensamientos, un orden del momento para tener una ruta. No
significa que sea correcto o no, simplemente la regulación parece ser
definitivamente necesaria en nuestras relaciones como sociedad.
El tema no es de gustos
es de realidades presentes. Quizás el futuro, en la medida que lo vaya marcando
la blockchain será muy diferente a estas prácticas burocráticas y centralistas,
pero lo cierto es que se viene. En algunos casos como el lobo amenaza con
soplar y soplar, en otros da claras señales de ser mucho más amigable de lo que
creíamos pudiese ser. Cualquiera sea la situación, está aquí y pronto va a
quedar plasmado en leyes, reglamentos y todo el papeleo que las burocracias son
expertas en generar.
Las señales más fuertes
provienen de los peores, de esos que con una combinación de intereses,
ignorancia y aprovechamiento del miedo colectivo a lo desconocido, procuran
cortar de raíz el nacimiento de la blockchain y todo el ecosistema. No les
preocupa en lo absoluto eso del bien colectivo o lo de impedir su uso para
actividades ilícitas, esa es la propaganda oficial, la verdad es mucho más
vulgar, necesitan del control. Quienes están al frente de este grupo son
gobiernos como el de la India y China que no son precisamente campeones en lo
de defender los derechos individuales o el libre comercio, son exactamente lo
contrario. Tampoco eso de la claridad apunta hacia lo que hacen, su historia
está llena de huecos súper estelares de oscuridad y acciones bastante cercanas
a ilegalidades de todo tipo.
Otros como Italia, parecen
enredados en una suerte de mezcla entre el papel y lo digital. Las primeras
impresiones que nos llegan de estos países es que intentan regular algo de lo
que realmente no están seguros de que se trata. Diversas definiciones de las
criptomonedas los llevan a tener un gran espacio gris donde realmente no se
sabe a ciencia cierta a qué atenerse. No están ni de un lado ni del otro y se
asemeja más bien a un intento por hacer algo, lo que sea, pero hacerlo. Esto
puede ser tan dañino como los prohibicionistas, al simplemente actuar como
están la mayoría de los bancos centrales del mundo: en “modo de reacción”.
A los lados se mueven
países como Camboya, Venezuela y otros, que a pesar de sus diferencias
tangibles en cuanto a su situación política, económica y social, coinciden en
buscar oxígenos frente a sus ingentes deudas y sus necesidades de recursos en
divisas fuertes. Todo un contrasentido de deseos y ambiciones en su afán de
legalizarlas. Es evidente que teniendo un marco legal que las permita en todos
los aspectos, abre una brecha importante para el sistema, la cosa aquí es que las
intenciones precisamente no salen del convencimiento de sus beneficios como
futuro descentralizado, democrático y distribuido, sino de sus propios
intereses. Veremos cómo marcha esta otra ruta de las cryptos.
Luego podremos ver como
se asoman unas regulaciones que algunos llaman como amigables. Estados Unidos
de Norteamérica, Israel, Corea del Sur, Singapur, Alemania, Inglaterra entre
otros podemos ubicarlos aquí, este último expresa que “el mejor camino seria
regular los elementos del ecosistema de criptoactivos para combatir actividades
ilegales, promover la integridad del mercado y proteger la seguridad y solidez
del sistema financiero”. Me imagino que lo de amigable es porque no las
prohíbe, sin embargo es claro ver que las preocupaciones tienen que ver con
otra vez con el control y recabar
impuestos, por ningún lado se ve intención de promover su uso, solo de
intervenir el mismo.
Capítulo aparte Rusia,
como siempre no sabemos realmente por
donde van a ir los tiros en este país, el banco central ha ido acomodando su
posición y hoy expresa que pudiesen tener algún valor pero que solo deben ser
cambiadas por monedas fiat. El ministerio de finanzas por otro lado aboga por
legalizarlas y usarlas como métodos de pago. Y mientras tanto algunos zares
regionales crean granjas mineras por montones, todo un espectáculo.
Existen también otro
grupo que podríamos definir por lo menos como expansivas. Con Eslovenia a la
cabeza, Japón, Suiza, Holanda, México y Australia parecen, y digo parecen, ir
en esa dirección. No solo intentan regularla y ya, aparentemente hay un buen
grado de convencimiento de la necesidad de impulsar su adopción por parte de
todos los ciudadanos. Es posible que estén conscientes de que no habrá forma ni
manera de frenar toda esta evolución, a lo mejor frenarla un poco, pero para
nada impedir que terminemos usándolas como el nuevo dinero y las nuevas formas
de hacer negocios y relacionarnos entre todos.
Vemos en conclusión que
hay mucho espacio para la especulación y la ignorancia, cada quien parece por
ahora intentar tirar los caballo hacia donde mejor les parece. Esa aparente
confusión, sin embargo, no frenara la imposición de regulaciones por parte de
la mayoría de los países. El miedo y el control se convierten en un poderoso
pegamento cuando sienten en peligro sus intereses comunes.
Estoy convencido que la
mejor forma de poder influir hacia donde vayan estas normas, es sin lugar a
dudas la autorregulación. Quizás no de la manera como hemos la hemos conocido
hasta ahora, pero definitivamente nacida del propio ecosistema. Debemos ser
capaces de dar potabilidad a la descentralización distribuida para convertirla
en una poderosa herramienta que revolucione nuestras propias relaciones. Frente
a tanta especulación financiera, tantos fallos de seguridad y exagerados
niveles de cosas inservibles que simplemente buscan aprovechar el momento, hay
que buscar y lograr una nueva y evolutiva manera de ser capaces de limpiarnos
por dentro. Hay que practicar con los hechos, de manera frontal y permanente.
Los que creen que no nos corresponde hacerlo, que revisen como nacimos, para
que se nació y hacia donde esperamos ir. Decir vamos a cambiar pero no hacer
nada, es tan absurdo como los que niegan toda esta evolución pero les encanta
invertir tanto en criptomonedas como en la blockchain.
Corresponde actuar
adecuadamente de acuerdo a lo que se pregona, el ecosistema de las
criptomonedas y la blockchain debe de dejar de esperar el y soplo y soplo. En
ocasiones la evolución se da por un rompimiento total, en otras casos proviene
de aprovechar al máximo las fallas del sistema que gobierna para romper de a
poco lo que lo sostiene. Allí el reto.
El sistema actual se protege, los más avanzados
entienden que todo esto llego para quedarse, lo nuevo de las criptomonedas y
todo su entorno está cargado de novedades que nadie planifico. Los Estados
cryptos, los que prohíben, los amigables y los que no tienen ni idea de que
hacer, ahora es que van a dar de que hablar. Una mezcla que ciertamente habrá
que ir hilvanado para tener resultados positivos para las grandes mayorías.
Publicado originalmente en Medium
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