"La explosión especulativa de 2017 va a continuar este año, con unas 1.500 criptomonedas listadas dentro de las diferentes plataformas de capitalización y cotizando en el mercado mundial, un número no bien determinado de criptos regionales comercializándose localmente y unas 900 campañas ICO (oferta inicial de moneda) lanzadas oficialmente el año pasado, de las cuales el 46% fracasaron y un 13% están prácticamente extinguidas. Todavía hay bastante mercado para continuar con el pump y dump de algunos".
Es impresionante ver
cómo la mayoría de esas ofertas iniciales fueron lanzadas en países en vías de
desarrollo. En África, por ejemplo, no sobrevivió ninguna, y a pesar de todas
sus «obvias» señales de inviabilidad, falta de transparencia, carencia de propuestas,
incluso de manifiesta intención de defraudar, como Ponzicoin, estos proyectos
no exitosos lograron reunir más de 223 millones de dólares. De locos, ¿no? Pero
es que la cosa no se queda ahí: de las cerca de dos mil criptomonedas que hay
en el mercado, cuando te dedicas a revisar su código, su Whitepaper, su
desarrollo de software, sus propuestas (en fin, su diseño y para qué fueron
creadas), pues simplemente llegas a la conclusión de que para nada, no tienen
ni pies ni cabeza, pero están capitalizadas, se comercializan, se intercambian
y la gente habla de ellas como una «inversión».
Este baile se adereza
con quienes dentro de las redes se presentan en sus grandes carros y su
flamante vida como gurúes de las criptomonedas, se organizan en congresos y conferencias
internacionales, y usan de manera profunda un marketing de baile continuo. De
la noche a la mañana, abundan los expertos en ganar dinero a montones y rápido,
todos quieren entrar a la rumba. Por
supuesto, pudimos ser testigos de cómo hace poco, por montones, se agolpaban
los inversores que sufrían FOMO (miedo a quedarse fuera), haciendo filas para
llevar todo esto hasta las últimas explosiones. Claro, los incautos siempre
serán los que pierden y algunos pocos, muy pocos, saldrán antes del golpe.
La situación la han
aprovechado al máximo los naturales enemigos de la blockchain y las
criptomonedas, moviendo rápida y profundamente sus impresionantes tentáculos de
poder. Han diseminado en infinidad de ocasiones la muerte del ecosistema, han
matado al Bitcoin, punta de lanza para el ataque, tantas veces, que cuando leo
un nuevo obituario, tengo que buscar la fecha, para comprobar si se ha
producido ahora o fue el último que leí. Cualquiera podría decir que
simplemente ilustran lo que originalmente tocamos al principio de este
artículo, pero no, la cosa no es así, su interés está en manifestar hasta el
infinito todos y cada uno de los aspectos que irremediablemente surgen cuando
se está produciendo un cambio de sistema.
La disrupción de las
criptos trae su dosis de especulación y a los medios de comunicación de masas,
relacionados con los grandes capitales, les interesa llevar la mayor cantidad
de ruido posible. La idea es que no veas lo que realmente está pasando y
ciertamente lo sustancial del movimiento de la blockchain.
Ahora, y no sé si
siempre, los escándalos, las burbujas, el affaire y los reality shows resultan
más entretenidos para muchos que una serie de foros y talleres de códigos
abiertos y desarrolladores explicando la necesaria escalabilidad que deben
tener los proyectos que pretendan ser exitosos, entre otras tantas cosas
importantes que todavía generan y van a generar productivas y cambiantes
discusiones. Pero eso es precisamente parte del reto que tenemos por delante.
Hay que seguir rompiendo el cerco de la ignorancia y la manipulación. La
educación y formación se convierten en tareas de primer orden que hay que
continuar ejerciendo todos los días.
Fíjense en un dato
sencillo: cuando el mercado de criptomonedas baja o sube abrumadoramente, a la
mayoría les afecta. Para nada hay diferenciación: si tal o cual proyecto es más
sólido, si es un chiste, si actualizó sus capas de software, si firmó algún
contrato o alianza importante… Simplemente se suben todas a esa montaña rusa y
bambolean hasta que nuevamente se estabilizan y vuelven a enderezarse, así que
no hay varita mágica, ni gurúes del descubrimiento que adivinen: esta sí,
aquella no. Nos encontramos en la etapa de la especulación salvaje, cruda y
bruta, así de sencillo.
Más allá de reconocer
que la blockchain abarca industrias tan diversas como la agricultura, las
finanzas, la salud, los bienes raíces, la electricidad o el oro, sabemos que
estamos pasando en muchos casos a la etapa de implementación y operaciones de
producción, pero es necesario mostrarse más activos a la hora de dar a conocer
cómo se está avanzando. Hacer potable y digerible la cadena de bloques para las
mayorías se convierte en nuestra tarea pendiente: que la gente normal pueda
sentir, olfatear y degustar lo que toda esta disrupción puede hacer por ella,
por su entorno, su presente y su futuro. Debemos profundizar en la comunicación
académica y llevarla hacia todos, colocando lo social por encima de lo técnico,
y siendo amigables con quienes queremos que entiendan que este nuevo mundo
significa mucho más que criptomonedas y especulación financiera.
Este viaje se encuentra
en sus primeras etapas. Como he dicho otras veces, en absoluto será una
travesía tranquila. Siento que apenas estamos viendo las turbulencias en este
horizonte, y que nos esperan tormentas mucho más fuertes. Por eso, hay que ir
consolidando las bases que estamos fraguando en este momento. Es hora de que
trabajen los plomeros, los fontaneros, los carpinteros y herreros de la
blockchain. Debemos amarrar contundentemente las bases del ecosistema, pegar
con esquemas flexibles pero seguros las partes del mismo, para que puedan
resistir el colapso de los cuentos, de la avaricia. La explosión va a suceder,
de eso no les quede duda: gran parte de estos intentos realizados con la única
intención de especular van a reventarse. La movida será por lo demás
espectacular, allí veremos de qué está hecho cada uno de los que queden vivos y
a partir de ese momento podremos, sin lugar a dudas, empezar a edificar el tiempo
de lo que llegó para quedarse.
No dejes que te ciegue
la especulación. No por debajo, ni mucho menos por encima, sino a los ojos de
todos, se construye una evolución importante de la sociedad que cambiará sus
relaciones y su forma de vivir. Quizás se repita nuestra historia, y la mayoría
no lo vea hasta que ya haya llegado, pero nos dirigimos hacia un nuevo estadio
mundial. La globalización solo fue el principio, la descentralización
distribuida de la humanidad es el próximo paso.
Publicado originalmente en AgoraChain Magazine 4
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