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lunes, 7 de septiembre de 2009

El Contexto.

Somos un país monoproductor y monoexportador, dependemos casi totalmente de los ingresos derivados del petróleo que vendemos en el exterior, el resto de las entradas, bien sea por las otras exportaciones o por tributos e impuestos internos solo nos sirve de pequeño amortiguador que nos mantiene a flote, hemos sido incapaces de desarrollar sectores industriales, tecnológicos o comerciales que sirvan de base para la diversificación de la economía y los recursos que hemos ahorrado en algún momento de altos precios, son usados para seguir aumentando el gasto corriente y en escasos casos a inversiones reales. No ha sido la obra solo del actual gobierno, desde hace años hemos dilapidado la renta petrolera presente y futura, comprometiendo gravemente cualquier posibilidad de recuperación al empeñarnos en este momento en una propuesta de Socialismo del Siglo XXI que se ha remitido a una carrera sin freno de estatizaciones, expropiaciones y secuestro de la propiedad privada que nos coloca en el umbral de una peligrosísima situación de estancamiento del aparato productivo junto con una depredadora inflación.
Paralización económica que medimos al observar que desde el año 1998 han cerrado sus puertas mas de 6 mil industrias en el país, solo en Carabobo de 1940 hoy sobreviven menos de 900, mermando tanto las fuentes de trabajo como los ingresos que generaban esas empresas vía impuestos, en el Zulia la expropiación de mas de 363 mil hectáreas redujo la producción de carne en un 34% cuando hace diez años atrás suplían el 27% de la demanda nacional, en Monagas que en 1994 fue la zona de mayor empuje inmobiliario a escala mundial, hoy tiene un déficit de 70 mil viviendas y paso de mas 2,5 millones de cabezas de ganado a 500 mil actualmente, en general, cifras del BCV, no ha habido un solo sector productivo que no haya retrocedido en los últimos cuatro años.
A pesar de los férreos controles de precios, de intereses bancarios, de tarifas de servicios, del dólar, de masivas importaciones a BsF. 2.150 para productos básicos y de una gasolina técnicamente gratis, no se ha logrado parar la inflación más alta de toda America Latina, y es que no se podía esperar resultados adecuados frente a un manejo de las finanzas publicas con tanta improvisación y desaciertos. Constituye el alza desmedida de precios de productos y servicios unos de los aspectos que mas golpea el bolsillo del ciudadano común, en un país sin un adecuado sistema de seguridad social que obliga a acudir a la atención medica en clínicas privadas, con profundas deficiencias en el área educativa despojando de subsidios y ayudas a instituciones tan emblemáticas como las escuelas Fe y Alegría, pilares fundamentales para que las clases populares puedan recibir una formación de primera sin tener que pagar por ella y con un nivel de producción agrícola y pecuaria cada vez mas menguadas, incentivando la perniciosa consolidación de una economía de puertos.
Nos enfrentamos a una situación de estancamiento productivo acompañado de una constante variación hacia arriba de los precios, como consecuencia, ya no de un problema de una coyuntura pasajera, sino de un daño alarmante a nuestra estructura económica que requiere de soluciones que ataquen la raíz de los males, comenzando por desmontar el control de cambio, moderar el gasto fiscal con redimensionamiento hacia el gasto interno en sectores de menores recursos y generando seguridad jurídica a los actores privados.
 
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