Haciendo caminos.
Los términos de Socialismo versus Capitalismo en los que nos quieren encajonar para establecérnoslas como las opciones a escoger que tenemos los Venezolanos no es la primera ni será la ultima de una manía muy arraigada en muchos que tan solo buscan alejarnos de lo sustantivo y lo realmente importante de nuestra situación actual, mas allá de la retórica ideológica y de los cuentos chinos de varios socialismos, el primero fue un experimento marxista-leninista que fracaso estrepitosamente hace años, que nunca llego a desarrollarse como un sistema real y que sus vestigios actuales tan solo se ven en unos pocos países con un mercado donde el Estado es el verdadero dueño de todo, jamás existió en el mundo una economía socialista donde los medios de producción estuvieran en manos de la masa trabajadora ni se cumplió en lo absoluto los teoremas de el Capital, no es pretensión, ni petulancia es historia que cada quien puede revisar y chequear, el segundo se ha mantenido por la capacidad que ha tenido para modificarse y adaptarse a los cambios requeridos en cada oportunidad que ha entrado en crisis, como ahora, y donde a decir de muchos se esta produciendo un quiebre fundamental que hará avanzar al modelo capitalista basado en la especulación financiera, en la morbosa carrera de privatizar hasta el aire y en la maximización de las ganancias por encima de todo y de todos, hacia senderos diferentes en las relaciones económicas de los seres humanos como verdaderos entes sociales con responsabilidades colectivas y expectativas individuales.
En Venezuela se acelera la aprobación de un marco legal, totalmente ilegal y contrapuesto a la constitución vigente, que escondido en la simbiología del Socialismo del Siglo XXI pretende establecer un Estado todopoderoso dueño de los medios de producción, distribución y comercialización, usando para tal fin, eufemismos como las comunas, empresas socialistas, unidades de producción zamorana y un largo etcétera que en apariencia buscan establecer la propiedad social como de todos, pero que en la practica se convierte en pertenencia de nadie al reservarse el Estado la verdadera posesión, la cual tan solo cede en aras del supuesto bienestar colectivo que el mismo decide y describe.
No es fácil empezar a diseñar una verdadera alternativa frente a las dos dicotomías que se nos presentan, nuestra economía hipertrofiada, rentista y especulativa ahora ve crecer como verdolaga la religión del Estado todo terreno que pretende dirigir hasta nuestra manera de sonreír, lo peor es que no existe ningún asomo de rectificar muy a pesar del estruendoso fracaso de este minestrón de medidas implementadas en diferentes sectores productivos en los últimos once años, muchas de las cuales son contradictorias en si mismas, y es que ante la falta de una dirección clara y directa se impone el sálvese quien pueda y por supuesto nadie quiere cargar con el muerto de los fracasos, porque por encima del maquillaje de las cifras y el manejo parcializado hoy somos mas vulnerables y mucho mas dependientes de los ingresos petroleros y de la carga fiscal que se le aplican a los sobrevivientes del sector privado.
Podemos discernir aquí sobre las vías que pensamos necesarias para iniciar el cambio de rumbo que se requiere y a pesar de sentir que tan solo será un ejercicio académico tenemos la obligación de hacerlo, y es que de acuerdo a nuestros abuelos no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, así que en la próxima entrega empezaremos a esbozar ideas para la discusión.