O esperando en la baranda.
La rapidez no es una
excusa, al contrario la velocidad de los cambios es una de las mejores
oportunidades que nos ofrece el futuro disruptivo.
Puedes asumirlo y
avanzar con fuerza hacia adelante, o puedes quedarte quieto y esperar
tranquilamente en la baranda, es al final tu decisión. Y eso definitivamente
rompe cualquier esquema del pasado y de este presente, no hay comparación.
Una de las cosas más
poderosas de la blockchain es su profunda acción democrática, todos pueden
tener acceso a todo, no hay círculos cerrados, no hay gurúes, no existen
comités burocráticos de entrada restringida, la información y el desarrollo
están a tu alcance. Claro algunos siguen fructificando el pensamiento fiat, y
te aprovechan, te controlan, te siguen llevando como borrego.
Con tu esfuerzo, tu
preparación, tu constancia y tu estudio eres dueño de crear, de inventar, de
proyectar, de impulsar tu propia plataforma, tu contrato inteligente, tu identidad,
tu propia criptomoneda.
No necesitas ir a
ningún banco, tampoco del dictamen de ningún gobierno, mucho menos de algún
iluminado que quiera controlar, imponer o estafar tu futuro, está en tus manos.
Ahora, tienes de verdad que creértelo.
Es que todo esta
evolución no podrás aprovecharla sino cambias tu pensamiento, por más
información que recibas y por mas hechos que sucedan a tu alrededor, sino te
aceleras en tu convicción, simplemente no veras nada de lo que pasa, no serás
capaz de entender realmente lo que ocurre y sencillamente seguirás donde estas,
así de simple.
La blockchain y las
criptomonedas, el internet de las cosas y la inteligencia artificial han
abierto una brecha intensa en el mundo tal y como lo hemos conocido. Su avance
no podrá frenarlo ninguna regulación burocrática, mucho menos gobiernos y
personas que no han entendido lo que está pasando, juran que el mundo no se
está moviendo y persisten en mantenerse en su visión de la tierra plana.
Revisa un poco, accede
y repasa a ver como estábamos hace apenas 40 años, ubícate en la información,
el internet, las empresas y el mundo.
Eso sí aprende del
trading de verdad, la tendencia es baja
hasta que ya no lo es, se va hacia los lados hasta que no se va. Está subiendo
hasta que no sube más.
¿Sencillo, no?, la
mayoría de las veces las complicaciones nacen de quienes quieren complicártelo.
Debes aprender a desaprender.
A las expectativas de
democratización y revolución para todos que surgieron con la creación de
internet, los gobiernos totalitarios, las grandes corporaciones y más de uno
dizque demócrata, respondieron deformando los protocolos de la web para
convertirla en una especie de Estado global policial y de vigilancia. Crearon
la mayor y más poderosa minería de datos conocida. Nos creíamos clientes y
somos el producto.
Pero tranquilo, la
tendencia alcista nunca dejó de crecer, solo debes mirarlo en el tiempo y en
perspectiva.
El poder de la
blockchain está en su capacidad de unificar, distribuir, conectar y
descentralizar a las tecnologías más disruptivas de nuestro presente y empezar
a amalgamar una nueva era. Estamos en una encrucijada en la historia del mundo.
Igual que todo nuestro
pasado, este hard fork tampoco será tranquilo. Mucho menos lineal, quítate de
una vez por todas el pensar en un solo nivel, incluso la recta trazada entre
dos puntos, tiene pequeñas deformaciones. Nunca nada ha sido blanco y negro,
solo por intereses, por comodidad, por nuestra propia ignorancia y por una
marcada pretensión que arrastramos los seres humanos, hemos creído que es así.
Producir dinero sin la
venia de ningún Estado, intercambiarlo sin intermediarios globalmente y
escalando de minutos a segundos, generar la suficiente confianza para que siga
distribuyéndose sin estafas ni duplicados, son apenas las pinceladas de un
iceberg gigantesco y en movimiento. Se rompen esquemas, se fracturan los
poderosos.
Por supuesto nadie
entrega poder así como así.
Existen en el mundo más
de 5 mil millones de usuarios únicos de servicios móviles, la pelusa del 66% de
la población mundial, un 60% de esos dispositivos son Smartphone. Solo hasta
diciembre del 2017 se descargaron 175 mil millones de aplicaciones y se usaban
un promedio de 40 activamente por equipo. Y más de 3 mil millones de personas
usan las redes sociales.
Cifras impresionantes
que cuando las revisas en su contexto puedes ver cómo avanzan sin parar, más
allá de las recurrentes crisis económicas de cada uno de los países. Es el
Ciberespacio donde se desarrolla la batalla del futuro del siglo XXI.
Dejen de fruncir el
ceño, abran su pensamiento.
China y Rusia son los
campeones iniciales de estos ciberejercitos de hoy, mucho más activos que bajo
redes oscuras, hace rato usan su reciente arma de destrucción masiva: las
ciberguerras sociales. El reciente y aparente inocuo, y buen samaritano “Social
Credit System” ( SCS ) de los chinos, es un buen ejemplo para los que a esta
alturas todavía crean que ciertamente los renos vuelan.
No son historias de
conspiraciones ni de vida fuera de este espacio, son realidades que se pegaron
como insectos en nuestros rostros y a
diario ocupan su lugar en este nuevo juego de poder.
Quizás nuestros mayores
enemigos no son quienes quieren seguir manteniendo su dominio, tal vez sea cada
uno de nosotros que desconfía que pueda cambiar esto y por supuesto, tampoco
cree en quienes lo intentan. Es la tormenta perfecta del poder.
He aprendido a no
aceptar nada a valor nominal.
Se dice que quien controle
el pasado controla el futuro. Y quien controla el presente controla el pasado.
No lo sé. ¿Qué te dice nuestra historia? ¿Es verdad?
Aprende a cristalizar
tu pensamiento, el futuro simplemente no está escrito. No tiene que ser en lo
absoluto como el pasado. Podemos construirlo, y si, con sangre, sudor y
lágrimas.
Ahora, como te lo dije
al principio, es tu decisión. Es la mía, es la de la gran mayoría, no de todos,
nunca será de todos. O podemos quedarnos al lado, en la baranda y esperar junto
a los demás.
Momento de adecuar, la
tecnología requiere que asumamos los cambios. El pensar cristalino es nuestra
arma secreta para un futuro disruptivo. Usémosla.
Imagen: Pixabay.
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