El aporte de Satoshi
Nakamoto a la humanidad será correctamente valorado en los próximos años, su
Blockchain inicial y el Bitcoin asomaran su real fuerza y significado en la
medida que la especulación financiera y las muertes burbujeantes dejen de ser
titulares en los actuales, y pronto, obsoletos medios de comunicación masivo y
redes sociales.
Entramos sin permiso ni
aviso en la era del token digital.
Para los siempre
descuidados leedores de encabezados sin sustancia, la noticia del JP Morgan
solo es una nota más que se pierde en el brumoso mundo de la rapidez mediática
que vivimos, son incapaces de ver el profundo
significado que representa, tanto el anuncio como sus implicaciones. Es que no
estamos acostumbraros a profundizar sobre cosas que nos parecen harto complicadas,
para la inmensa mayoría de quienes habitamos esta tierra, suficiente tenemos
con nuestras querellas locales, a lo sumo un escándalo sabroso que distraiga,
pero para nada ejercer presión mental de temas que preferimos no saber mucho.
Es que en plena era de
la información y la comunicación, sobran las opciones, pero faltan las
intenciones.
Y no solo es el JP
Coin, esa es apenas la punta del iceberg que crece bajo nuestros pies sin
siquiera sentir algún minúsculo movimiento telúrico. Los audaces, los
arriesgados, los de siempre y los que pretenden cambiar el mundo, hace rato
procuran sacudir este presente y acomodarse en primeras filas para el futuro
que ellos creen, no que viene, sino que pueden construir. Esos movimientos de
tierra se están efectuando ahora mismo, por un lado los primogénitos de
Nakamoto lo hacemos dispersos y en trincheras fortificadas en nuestras propias
creencias y utopías, mucho empuje tuviésemos juntos, pero nuestros laberintos
mentales nos impide siquiera juntarnos para forzar el statu quo unidos, pensar
que tenemos tantas cosas a nuestro favor, pero intereses y egos frenan el mapa
de ruta. Aparecen los dinosaurios del sistema financiero que se digitalizan y
se aprestan a convertirse en una nueva especie de tiburones, ágiles y con una
capacidad de movimiento impresionante, han aprendido de sus errores y de los
demás, usan la historia para sus fines, despreciar su capacidad de adaptación
ha sido un error constante. Los gobiernos, por otro lado, explotan en sus propias contradicciones, aquí lamentablemente
los autoritarios tienen una enorme ventaja frente a las sociedades
democráticas, su propia esencia los convierte en un enemigo formidable a la
hora de tomar decisiones poderosas y estables en el tiempo, quizás la excepción
a esto, son los Estados pequeños que puedan manejar con éxito el mantener
acciones en el tiempo, queda ver hasta donde entienden las sociedades este
cambio y la necesidad de llegar a acuerdos firmes y sólidos a lo largo de los
diferentes gobiernos elegidos. También corren los olvidados de las finanzas y
los neo bancos que se aprestan a presentar batalla, y mira que tiene armas
poderosas para reventar nichos específicos y convertirlos en mercados globales,
ya no necesitan presencia física, pueden traspasar las fronteras y están
reinventándose a un ritmo impresionante. Finalmente los gigantes poli-omnipresentes
diseminados en distintos y disimiles sectores, con una poderosa tesorería y una
amplia base de millones de personas en
todo el mundo, alimentada, nunca pausada, por una intensiva minería de datos,
intentan ser ellos quienes lleven la bandera de la victoria en esta era del
token digital y convertirse en las nuevas organizaciones mundiales del
intercambio total.
Avanza sin respiro el
banco en la nubes, y no, no mire al cielo, la mirada es en la red.
La cadena de bloques
nacida en el 2009 ha dado apertura a una enorme y alocada carrera de
desarrollos laterales, frontales, encima y abajo. Es impresionante como
Nakamoto ha abierto una caja de pandora que tendrá profunda consecuencias para
todos y cada uno de los que habitamos este planeta, la era del token digital va
a cambiar las sociedades tal como la conocemos, nuestras relaciones y
principalmente los centros de poder. La espesa neblina de la especulación
financiera, la antiquísima manipulación mediática, antes y después de internet,
y nuestras propias limitaciones les impide a muchos ver lo que realmente
sucede, somos torpes para darnos cuenta como esta nueva revolución hacia lo
digital está avanzando. Muchos más pronto de lo que pueda o quiera desear,
estaremos comprando, trabajando, intercambiando y viviendo en las redes, no
necesitaran de ningún banco como los que actualmente conoce, tampoco ir a
ningún comercio o centro comercial, estos se convertirán en centros de contacto
tecnológicos, tendrá su identificación digital en muchos países para negociar y
lo más seguro sin moverse podrá ejercer su decisión de votar por tal o cual
candidato de su preferencia y de su localidad.
Las fronteras físicas
hace rato dieron paso a un nuevo concepto de intervención, la Blockchain
termino por romperla.
Las actividades primarias de producción por
supuesto que continuaran, ¿sino, que comemos?, pero estás estarán marcadas y en
línea con nuevos procesos de tokenizaciones operacionales, será mucho más
eficiente y eficaz tanto la siembra, las cosecha y la fábrica, múltiples
proyectos agrícolas basados en la cadena de bloques están en pleno ebullición,
algunos operando y otros en periodo de prueba. Con gigantes como IBM y Maersk a
la cabeza los procesos de importación y exportación a nivel mundial están dando
enormes pasos de integración a todos los niveles de puertos en cualquiera
parte, el impulso hacia nuevos medios de comunicación y redes sociales
descentralizadas y con direccionalidad directa hacia las gestiones particulares
de cada quien es impresionante, esto junto a los movimientos de nuevos
navegadores y buscadores de la red, están abriendo un boquete enorme en la
forma de relacionarnos en línea. El innegable éxito de M-Pesa en un continente
como el africano, demuestra en vivo y directo como esta revolución no necesita
de décadas para lograr llegar a su máximo. Estamos viviendo tiempos
espectaculares de cambios y nuevos paradigmas, no como un cansado y desgastado
marketing promocional, sino como una real y poderosa ola que avanza de manera
indetenible hacia un mundo diferente a este. Recuerden que la tecnología por sí
misma no es ni buena ni mala, somos los seres humanos en última instancia
quienes decidimos que, como y porque utilizarla.