Irrumpe Jano
La teoría y la utopía,
la primera normalmente es una idea que empieza el camino de su confirmación o
su negación, la segunda es sencillamente eso, un pensamiento sobre algo que no
es posible y solo funciona en la nebulosa de nuestras mentes. La disrupción de
las criptomonedas, la blockchain y todo su desarrollo lateral, frontal,
escalado, descentralizado y espectacularmente imprevisible, nos coloca en un
nivel de velocidad para lo cual no estaba preparado nadie, ni los impulsores de
los Satoshis, ni los dinosaurios, ni los gobiernos, ni la masa en general. Así
está dejando atrás a los utópicos viejos y nuevos, mientras los teóricos, de
distintas y múltiples caras, avanzan en distintas direcciones y para mí hacia
nuestro impredecible banco en las nubes.
Jano en la
mitología romana, es el dios de las puertas, los comienzos, los portales, las
transiciones y los finales, pero también se le atribuye entre otras cosas la invención
del dinero, la navegación y la agricultura, además que para los romanos, este
dios aseguraba buenos finales. De tal forma que como ha demostrado la historia
humana a través de los siglos, todo fin es un inicio y ciertamente más allá del
tema de los más aptos, los que tengan mayor capacidad de adaptación y
visualización de lo que viene serán los protagonistas de ese futuro, que como
creemos muchos, en lugar de predecirlo hay que inventarlo.
En estos poderosos días
que estamos viviendo, la nueva rueda de la evolución se mueve sin cesar, el
dato de que más del 66% de los principales bancos y organizaciones financieras
mundiales usaran aplicaciones comerciales sobre la blockchain, no es ninguna
cosa menor. Y no solo son las finanzas tradicionales quienes se adelantan, investigan
y ponen en operación productos y servicios, varios gobiernos van en serio
conformando estructuras especialmente significativas, imaginemos por un momento
un país colocando parte de su sistema financiero en una Stablecoin garantizada
por riquezas minerales tangibles, legales y negociables. Las rutas de esta
evolución apenas ahora es que se escriben.
La base de datos que
gigantes poli-omnipresentes poseen de todos nosotros es bestial, incluso mucho
más de lo se dice y de lo que creemos, datos que a pesar de las recientes
regulaciones europeas no han cesado de minar. Estos híbridos dedicados a
disimiles e incluso aparentemente diferentes y no conectados sectores o
industrias, están comenzando una era donde se sobreponen y se mezclan
ecosistemas que al final procuran que no necesites salir de su estructura para
vivir: puedes trabajar dentro de ellos, recibir tu salario en sus token o
cryptos, te prestan, puedes comprar de todo sin salir de allí, intercambiar,
moverte por el mundo, y todo sin utilizar ningún banco, ningún gobierno y
ninguna criptomoneda conocida. No son
una entidad bancaria, tampoco están limitados a una empresa de tal o cual
actividad, son parte de una economía tokenizada que rompe los esquemas y las
casillas mentales y regulaciones gubernamentales y oficiales que tenemos hasta
hoy.
Ese avance se está
dando de manera no visible para muchos, empezó de manera incrédula dentro de
muchas de estas grandes corporaciones, pero ha ido ganando espacio y fuerza
estos dos últimos años, su inocuidad aparente es solo la mejor muestra de que
en general, es poco lo que realmente el status actual entiende de lo que se
está forjando hacia adentro. Muchas de estos gigantes tienen una base de
usuarios que ni los gobiernos conocen, una amplia gama de personas que procuran
algo que les genere un verdadero impacto en sus vidas y los ayude a mejorar su
nivel de existencia. Pueden estos bancos en las nubes crear valor tangible y
con relativa rapidez, no necesitan mayores procesos de adecuación de
plataformas ni de adopción, ya eso lo tienen, un ejemplo: en su aplicación de
mensajería pueden comunicarse, pero también generar, guardar, intercambiar
token para adquirir algún bien de otra ‘empresa’ del grupo, a la vez generan
contenido o gamifica sus datos dentro del navegador para seguir obteniendo
recompensas. Igualmente accede al neo banco del grupo donde envía y recibe, le
otorgan créditos y procura aumentar su nivel manteniendo una buena reputación,
lo mejor es que sus envíos pueden ser pequeños, no tiene que mandar grandes
cantidades, las comisiones son mínimas y los tiempos en minutos. Son variados
los movimientos que se están dando desde aquí, la telaraña que la cadena de
bloques les permite realizar a estos bancos en las nubes, les acerca a una
nueva y distinta organización totalmente diferente a las conocidas.
Ahora, no solo son
estos organismos poli-omnipresentes los que están buscando su espacio dentro
del banco en las nubes, los más avanzados de la banca tradicional hace rato que
están procesando, experimentando y chequeando cual es la mejor manera de
adaptarse para sobrevivir y seguir en primera línea. Son un poco más lentos
ciertamente, pero en lo absoluto están durmiendo en sus viejos laureles, tienen
la enorme ventaja de ser legalmente instituciones financieras, experticia
comprobada, muy buena base de datos y capital para avanzar. Luego de una
aparente muestra de desprecio y desdén frente a la blockchain empezaron a
entender que por esa vía iban camino a la extinción, así que muchos se pusieron
a trabajar, empezaron con las remesas y transferencias transfronterizas, ahora
están comprando fintech exitosas y van a seguir moviendo sus piezas con mucho
más poder. Que nadie subestime la capacidad de estos dinosaurios para
transformarse y convertirse en entes, incluso, con mayor fuerza.
Los primogénitos de
Nakamoto tampoco es que somos convidados de piedra en este proceso, sacando a
los camaleones que nada aportan y que se disfrazan de la blockchain para
enriquecerse pura y brutalmente como único objetivo, hay una buena cantidad de
proyectos en marcha que intentan romper esquemas viciados y donde la
especulación financiera es la norma. Quizás la fortaleza de la
descentralización se convierte en una de las mayores dificultades a la hora de
consolidar la adopción masiva, porque déjenme decirles algo, para mí por encima
del tema de la regulación, es el uso de las mayorías lo que logrará definir las
normas. Si las personas utilizan la blockchain y las criptomonedas de forma
cotidiana, sin pararle a gobiernos o bancos, serán estos actores quienes
tendrán que adaptarse y no al contrario, aquí lamentablemente cada quien anda
por su lado y las proliferación como hierba mala, de proyectos que simplemente
no aportan absolutamente nada al ecosistema, poco ayuda al impulso que se
requiere para masificar su uso. Entender esto es primario si queremos realmente
ser el engranaje principal de estos bancos en las nubes que se encuentran en
plena construcción, y aunque a muchos les disgustan las instituciones, son
estas, las que diseñadas desde la descentralización, pueden forzar los tiempos
y acelerar la consolidación de una economía tokenizada que genere impacto real,
combata la inequidad y la desigualdad, permita el acceso efectivo de los
marginados y excluidos de los sistemas actuales, procurando una globalidad
muchísimo más justa, equilibrada y democrática.
El mundo sin lugar a
ninguna duda será profunda y mayoritariamente digital. El siguiente paso a la
evolución de la internet es la blockchain, que por cierto en si misma está
avanzando de tal manera que pronto tendremos un nuevo movimiento adelante, era
la llave que faltaba para darnos la posibilidad de intercambiar valor de forma
segura, transparente, auditable, inmutable y sin necesidad de intermediarios.
Lo que ciertamente no entrego la cadena de bloques fue una patente de corso a
nadie y muy por el contrario abrió una caja de pandora donde cada quien toma su
posición y ataca. Los bancos tienen años de consolidación de sistemas y
procesos, y las organizaciones
empresariales mundiales concentrando mayor suma de poder, los proyectos
originales de las criptomonedas apenas tienen 10 años, como el Bitcoin, pero la
enorme mayoría muy pocos años. El banco en las nubes está en plena construcción
y Jano esta en faena de abrir unas puertas y cerrar otras, la transición ya
empezó.