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Un banco en las nubes

jueves, 4 de abril de 2019

Irrumpe Jano

 

La teoría y la utopía, la primera normalmente es una idea que empieza el camino de su confirmación o su negación, la segunda es sencillamente eso, un pensamiento sobre algo que no es posible y solo funciona en la nebulosa de nuestras mentes. La disrupción de las criptomonedas, la blockchain y todo su desarrollo lateral, frontal, escalado, descentralizado y espectacularmente imprevisible, nos coloca en un nivel de velocidad para lo cual no estaba preparado nadie, ni los impulsores de los Satoshis, ni los dinosaurios, ni los gobiernos, ni la masa en general. Así está dejando atrás a los utópicos viejos y nuevos, mientras los teóricos, de distintas y múltiples caras, avanzan en distintas direcciones y para mí hacia nuestro impredecible banco en las nubes.

Jano en la mitología romana, es el dios de las puertas, los comienzos, los portales, las transiciones y los finales, pero también  se le atribuye entre otras cosas la invención del dinero, la navegación y la agricultura, además que para los romanos, este dios aseguraba buenos finales. De tal forma que como ha demostrado la historia humana a través de los siglos, todo fin es un inicio y ciertamente más allá del tema de los más aptos, los que tengan mayor capacidad de adaptación y visualización de lo que viene serán los protagonistas de ese futuro, que como creemos muchos, en lugar de predecirlo hay que inventarlo. 

En estos poderosos días que estamos viviendo, la nueva rueda de la evolución se mueve sin cesar, el dato de que más del 66% de los principales bancos y organizaciones financieras mundiales usaran aplicaciones comerciales sobre la blockchain, no es ninguna cosa menor. Y no solo son las finanzas tradicionales quienes se adelantan, investigan y ponen en operación productos y servicios, varios gobiernos van en serio conformando estructuras especialmente significativas, imaginemos por un momento un país colocando parte de su sistema financiero en una Stablecoin garantizada por riquezas minerales tangibles, legales y negociables. Las rutas de esta evolución apenas ahora es que se escriben.

La base de datos que gigantes poli-omnipresentes poseen de todos nosotros es bestial, incluso mucho más de lo se dice y de lo que creemos, datos que a pesar de las recientes regulaciones europeas no han cesado de minar. Estos híbridos dedicados a disimiles e incluso aparentemente diferentes y no conectados sectores o industrias, están comenzando una era donde se sobreponen y se mezclan ecosistemas que al final procuran que no necesites salir de su estructura para vivir: puedes trabajar dentro de ellos, recibir tu salario en sus token o cryptos, te prestan, puedes comprar de todo sin salir de allí, intercambiar, moverte por el mundo, y todo sin utilizar ningún banco, ningún gobierno y ninguna criptomoneda conocida.  No son una entidad bancaria, tampoco están limitados a una empresa de tal o cual actividad, son parte de una economía tokenizada que rompe los esquemas y las casillas mentales y regulaciones gubernamentales y oficiales que tenemos hasta hoy.

Ese avance se está dando de manera no visible para muchos, empezó de manera incrédula dentro de muchas de estas grandes corporaciones, pero ha ido ganando espacio y fuerza estos dos últimos años, su inocuidad aparente es solo la mejor muestra de que en general, es poco lo que realmente el status actual entiende de lo que se está forjando hacia adentro. Muchas de estos gigantes tienen una base de usuarios que ni los gobiernos conocen, una amplia gama de personas que procuran algo que les genere un verdadero impacto en sus vidas y los ayude a mejorar su nivel de existencia. Pueden estos bancos en las nubes crear valor tangible y con relativa rapidez, no necesitan mayores procesos de adecuación de plataformas ni de adopción, ya eso lo tienen, un ejemplo: en su aplicación de mensajería pueden comunicarse, pero también generar, guardar, intercambiar token para adquirir algún bien de otra ‘empresa’ del grupo, a la vez generan contenido o gamifica sus datos dentro del navegador para seguir obteniendo recompensas. Igualmente accede al neo banco del grupo donde envía y recibe, le otorgan créditos y procura aumentar su nivel manteniendo una buena reputación, lo mejor es que sus envíos pueden ser pequeños, no tiene que mandar grandes cantidades, las comisiones son mínimas y los tiempos en minutos. Son variados los movimientos que se están dando desde aquí, la telaraña que la cadena de bloques les permite realizar a estos bancos en las nubes, les acerca a una nueva y distinta organización totalmente diferente a las conocidas. 

Ahora, no solo son estos organismos poli-omnipresentes los que están buscando su espacio dentro del banco en las nubes, los más avanzados de la banca tradicional hace rato que están procesando, experimentando y chequeando cual es la mejor manera de adaptarse para sobrevivir y seguir en primera línea. Son un poco más lentos ciertamente, pero en lo absoluto están durmiendo en sus viejos laureles, tienen la enorme ventaja de ser legalmente instituciones financieras, experticia comprobada, muy buena base de datos y capital para avanzar. Luego de una aparente muestra de desprecio y desdén frente a la blockchain empezaron a entender que por esa vía iban camino a la extinción, así que muchos se pusieron a trabajar, empezaron con las remesas y transferencias transfronterizas, ahora están comprando fintech exitosas y van a seguir moviendo sus piezas con mucho más poder. Que nadie subestime la capacidad de estos dinosaurios para transformarse y convertirse en entes, incluso, con mayor fuerza.

Los primogénitos de Nakamoto tampoco es que somos convidados de piedra en este proceso, sacando a los camaleones que nada aportan y que se disfrazan de la blockchain para enriquecerse pura y brutalmente como único objetivo, hay una buena cantidad de proyectos en marcha que intentan romper esquemas viciados y donde la especulación financiera es la norma. Quizás la fortaleza de la descentralización se convierte en una de las mayores dificultades a la hora de consolidar la adopción masiva, porque déjenme decirles algo, para mí por encima del tema de la regulación, es el uso de las mayorías lo que logrará definir las normas. Si las personas utilizan la blockchain y las criptomonedas de forma cotidiana, sin pararle a gobiernos o bancos, serán estos actores quienes tendrán que adaptarse y no al contrario, aquí lamentablemente cada quien anda por su lado y las proliferación como hierba mala, de proyectos que simplemente no aportan absolutamente nada al ecosistema, poco ayuda al impulso que se requiere para masificar su uso. Entender esto es primario si queremos realmente ser el engranaje principal de estos bancos en las nubes que se encuentran en plena construcción, y aunque a muchos les disgustan las instituciones, son estas, las que diseñadas desde la descentralización, pueden forzar los tiempos y acelerar la consolidación de una economía tokenizada que genere impacto real, combata la inequidad y la desigualdad, permita el acceso efectivo de los marginados y excluidos de los sistemas actuales, procurando una globalidad muchísimo más justa, equilibrada y democrática.
      
El mundo sin lugar a ninguna duda será profunda y mayoritariamente digital. El siguiente paso a la evolución de la internet es la blockchain, que por cierto en si misma está avanzando de tal manera que pronto tendremos un nuevo movimiento adelante, era la llave que faltaba para darnos la posibilidad de intercambiar valor de forma segura, transparente, auditable, inmutable y sin necesidad de intermediarios. Lo que ciertamente no entrego la cadena de bloques fue una patente de corso a nadie y muy por el contrario abrió una caja de pandora donde cada quien toma su posición y ataca. Los bancos tienen años de consolidación de sistemas y procesos,  y las organizaciones empresariales mundiales concentrando mayor suma de poder, los proyectos originales de las criptomonedas apenas tienen 10 años, como el Bitcoin, pero la enorme mayoría muy pocos años. El banco en las nubes está en plena construcción y Jano esta en faena de abrir unas puertas y cerrar otras, la transición ya empezó.  
 
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