#Venezuela : PDVSA: Entre el estancamiento y la inanición.
martes, 14 de octubre de 2014
Debe ponerse fin a la demagogia, el clientelismo, la mentira y las dádivas, como política para el control de masas
Einstein Millán Arcia / Soberania.org
Pasado algo más de un mes desde que se cristalizó el nombramiento de las nuevas autoridades del MENPET y PDVSA, ha habido casi un silencio absoluto, una lúgubre ausencia, digamos que hasta premonitoria, de lo que podría ser la gestión de estos nuevos jerarcas petroleros. Premonitoria porque pareciera anunciar una gestión deficitaria en un ambiente signado por un mercado energético que requiere de protagonistas experimentados y hábiles ante la presencia de un “establishment” que amenaza con dar al traste con la actual correlación de fuerzas dentro y fuera de la OPEP. Una coyuntura mundial que ha causado entre otras cosas, una estrepitosa caída de más del 20% en el precio del barril desde el mes de junio y pone en jaque economías alrededor del orbe, como Irán, Rusia y Venezuela entre otras.
El Brent acaba de perforar el piso de los 90 $US/Bbl hacia los 88.89 $US/Bbl @ 13/10/2014, mientras la producción en los EEUU se remonta a cifras records de los últimos 30 años. La semana pasada, “Credit Suisse” acaba de anunciar un nuevo pronóstico para el Brent para el 2016 a 93 $US/Bbl de unos 103 $US/Bbl que se tenía previsto el año pasado. Una apreciable caída de 10 $US por barril.
Luce necesario y urgente el reacomodo de la correlación de fuerzas entre los principales productores del mundo en el tablero energético mundial, la caza de mercados basada en el suministro confiable, eficiente y seguro, así como la necesaria excelencia en las relaciones políticas y bilaterales. Estas serán sin duda alguna, piezas claves que Venezuela tendrá que jugarse en el cortísimo plazo so pena de caer en desgracia.
La era de la abundante oferta y el bajo consumo parece haber llegado y amenaza con quedarse, al menos por el corto plazo y en función de que tan pronunciada y sostenida sea la caída del barril. Las implicaciones de esta coyuntura sobre la desgastada maquinaria política Venezolana consagrada como ineficiente, populista y demagoga a partir de la caída del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez y que ha tenido su clímax en los últimos 6 años desde 2008, son definitivamente nefastas, tanto en el ámbito político, como social y financiero, y ameritan de un cambio bien pensado de timón.
Un cambio que debe incluir sacrificios políticos y sociales, que demanda del conocimiento y la experticia como factores influyentes en la explotación y administración de los recursos del país y sus principales empresas, un cambio que requiere una profunda conciencia nacionalista. Debe ponerse fin a la demagogia, el clientelismo, la mentira y las dádivas, como política para el control de masas.
Mientras a PDVSA se le acaban los bríos y se extenúa en los espacios más críticos de la cadena de valor, desde la periferia hasta sus intersticios, la OPEP parece desarticularse como resultado de una confrontación de intereses que difieren en magnitud y sentido cual siniestro vector, ante una coyuntura mundial signada por la debilidad en las principales economías, incluidas las de Japón, China y la Zona Euro con Alemania al frente, así como una excesiva oferta proveniente de excedentes de Libia e Irak, sin contar con la “bonanza” coyuntural de los EEUU, cuya producción actual supera los 8.8 MMBD @ 29/10/2014.
El insaciable apetito fiscal y la poca capacidad de maniobra de algunos países productores, entre ellos Venezuela, permitió a partir del aumento del precio del barril ocurrido hasta 2008 y a partir de 2010, catapultar los desarrollos de crudo no convencional en provincias que otrora no resultaban económicamente atractivas a un barril más deprimido. Ello abrió las compuertas para aumentar la producción domestica en los EEUU de unos 5.1 MMBD en 2006, a más de 8.8 MMBD en la actualidad. Debido a la conflictividad prevaleciente en el mundo árabe principalmente, los efectos de dicho aumento de producción en el precio del barril no habían sido sentidos, sino hasta recientemente cuando Libia, Irak e Irán comenzaron a abrirse nuevamente espacios pesar de las pugnas internas e impases con algunas potencias mundiales.
Existe la posibilidad no remota de una guerra de precios animada desde el seno mismo de la OPEP, presumiblemente promovida por los miembros mas influyentes del cartel del golfo, entre ellos Kuwait y Arabia Saudita, que muestra poseer un fin bien definido, soportado bajo la presencia de un músculo financiero y económico mucho más saludable que el del resto de sus socios. El mayor grado de salud financiera y el elevado nivel de conciencia nacionalista de estos países, les ha permitido tener una apreciable capacidad de maniobra, que sale a flote en circunstancias que ameritan sacrificios severos para poder retomar el control del negocio, caso muy distinto al Venezolano.
Mientras Kuwait y Arabia Saudita pueden subsistir con un barril cercano a $US 75-85, Venezuela al nivel de gasto actual requiere de un barril por encima de $US110 para poder balancear su presupuesto y seguir alimentando su insaciable y dispendioso nivel de gasto. Mientras aquellos países invierten el producto de la renta petrolera en desarrollo sustentable y calidad de vida para sus pueblos, aun en esas circunstancias Venezuela se empeña, despilfarra y compromete el futuro de varias generaciones de venezolanos en corrupción, ineficiencia y pésimos negocios. A Venezuela se le va el futuro y la sangre por las fronteras. Nos invaden, nos asaltan y huyen con los botines.
Mientras Venezuela pierde socios tradicionales y clama por un recorte de producción para poder recuperar los precios del barril, Kuwait, Arabia Saudita, Libia e Irak aceleran producción y otorgan descuentos, no solo para mantener cartera e ingresos en base a volumen, sino con un propósito ulterior bien pensado. Este fin estructurado y meditado pareciera no ser otro que el de cortar de tajo los desarrollos de hidrocarburo no convencional (Shale/Tight/CBM) tanto en los EEUU como en Europa de Este, bien conocidos por sus elevados costos de capital y de operación.
Afortunadamente para el país, estos desarrollos no convencionales son de corto aliento y demandan de un nivel de actividad y erogación de capital elevado y creciente para poder mantener y acelerar la producción, que jamás podrían competir con el costo de producir un barril convencional. De esos mismos barriles convencionales que le sobran a Venezuela, pero que no ha sabido producir eficientemente, ni menos aún capitalizar para beneficio de Venezuela y los venezolanos. Llegará nuevamente la tabla de salvación para el país, una nueva oportunidad que deberá saber aprovecharse. Ojala haya para entonces la convicción, el talento y la probidad en el gobierno y sus instituciones para saber administrarla.
Einstein Millán Arcia | Experto Internacional en Petróleo y Gas Upstream / Estudios de Especialización a nivel de doctorado en flujo de fluido en medios porosos – The University of Oklahoma, 1991 / Master of Science Petroleum Engineering – The University of Oklahoma, 1990 / Ingeniero de Petróleo (UDO – 1979)
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Publicado el 14 de Octubre en www.soberania.org
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