Maduro instaura con los CLAP un férreo sistema de racionamiento de alimentos para el control social.
viernes, 3 de junio de 2016
Luego de que las colas por alimentos se hicieron tan comunes que ya no son noticia, llegaron los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) como la nueva forma de organización popular de los venezolanos, tan solo para acceder a bolsas de comida. El 3 de abril de este año el presidente Nicolás Maduro los instauró para “superar los vicios en la distribución” de productos regulados, asegurando que las colas son producto de la corrupción (del propio Gobierno) y no de la falta de producción.
La bancada oficialista los ha apoyado vía Twitter con las etiquetas #ClapSonPuebloYvida y #ResteadosConLosClap, en una suerte de apoyo virtual masivo a la nueva célula sociopolítica que no es más que la suma de otras ya existentes, como las Salas de Batalla, Unidades de Batalla Bolívar-Chávez (UBCH), Frente Francisco de Miranda y consejos comunales, que desde hace años podían gestionar jornadas de alimentos casa por casa.
A dos meses de la creación de los CLAP, la escasez y la reventa ilegal de productos básicos en el país es la misma, al menos en Ciudad Guayana, en donde más bien han proliferado los saqueos y la violencia en las colas por los rubros.
Además, en un recorrido realizado por Correo del Caroní esta semana,en mercados municipales de la ciudad se encontró amplia oferta de paquetes de un kilo de: Harina P.A.N. a 1.500 bolívares, arroz a 1.700 bolívares, azúcar a 2.000 bolívares y aceite a 2.800 bolívares, pasta dental a 2.000 bolívares y jabón de barra a 1.100 bolívares.
Estructuras inutilizadas
En el Pdval Los Samanes, única sucursal de toda Ciudad Guayana, las cajeras conversaban entre sí la mañana del lunes 30 de mayo. Solo tenían a la venta paquetes de vasos, cloro, algunas latas de sardina y pasta de tomate. Personal consultado en el mercado confirmó que el mismo estaba abierto al público, pero los productos básicos son vendidos exclusivamente a los CLAP, en jornadas casa por casa y empaquetados en combos dentro de bolsas.
Es decir, el supermercado y sus anaqueles están prácticamente inutilizados, pues solo venderán comida al detal si sobra de las jornadas, que sectoriza la venta bajo el sistema punto y círculo, abasteciendo a las zonas cercanas al establecimiento.
En el Abasto Bicentenario, ubicado en el Centro Comercial Zulia, tienen aproximadamente un mes sin vender comida. En las últimas dos semanas solo han vendido desodorantes y pañales, además de productos no escasos como sopa de pollo en sobres, salsa de soya, cloro y desinfectantes.
Es decir, si las colas desaparecen de los establecimientos públicos no es por mayor oferta de productos, sino por regulación de su venta exclusivamente a los CLAP, fomentando el control social de la población a través de la comida: solo consignando el acta de conformación del grupo más el censo con las familias, se puede lograr la entrega de la bolsa de alimentos.
Cifras y conflictos vecinales
El 12 de mayo el presidente Nicolás Maduro anunció desde el Palacio de Miraflores que hay 8 mil CLAP constituidos en toda Venezuela, que se han distribuido 33 mil toneladas de alimentos a 2 millones 642 familias, que comprenden 6 millones 400 mil venezolanos.
Para ello se destinaron 8 mil 400 millones de bolívares a las gobernaciones para el “sistema popular de distribución de alimentos”, de los cuales a Bolívar correspondió la suma de 500 millones de bolívares.
Se dice fácil pero, ¿Qué tipos de alimentos se distribuyen? ¿Con cuánta frecuencia? Las bolsas que han recibido los CLAP en distintos sectores de Ciudad Guayana no contienen carne o pollo, de acuerdo con lo recogido por el equipo reporteril de Correo del Caroní.
En notas de prensa de otras regiones del país sucede igual. Los productos vendidos son: arroz, azúcar, margarina, harina de maíz y leche. Por otra parte, los vecinos reportan tener que pagar el costo de las bolsas plásticas y el traslado de las mismas.
En la Unidad de Desarrollo (UD) 128 persisten las denuncias por favoritismo con los miembros de los CLAP, que pueden comprar en las jornadas para todos los sectores, según miembros del consejo comunal UD-128.
Al otro lado de la ciudad, en el sector Minifincas de la parroquia Unare, los vecinos agrupados en la Sala de Batallas Eliécer Otaiza (UD-300 y UD-297), hace dos meses lograron la bolsa de comida a través de Friosa pero, una vez que conformaron los 12 CLAP correspondientes a sus poligonales, no han podido recibir respuesta de cómo y cuándo serán atendidos por las jornadas comunitarias.
Incluso, desde esta localidad reportaron que el control no lo llevan Mercal, Pdval o Friosa (empresas estatales de alimentos), sino que está centralizado en una recién creada sala situacional en la Alcaldía de Caroní, desde donde se elabora el esquema de distribución de alimentos, que primero deben autorizar en Caracas.
Esto echa por tierra lo comunicado hace un mes por la Alcaldía de Caroní, desde donde se anunciaba el plan piloto que abastecería a la parroquia Unare todos los lunes.
Es decir, mientras antes había dinero y comida para jornadas comunales o casa por casa y también para los anaqueles de la red pública de mercados, ahora solo hay comida para los CLAP, grupos que deben luchar de gestión en gestión por la bolsa de alimentos a precio regulado.
El miércoles la cola y la desesperación volvieron al Bicentenario, cuando cesó la venta de aceite comestible pues el mercado solo trabajó hasta mediodía. Esto demuestra que las colas no desaparecerán con la existencia de CLAP y gestiones burocráticas con el Gobierno. Desaparecerán con producción y amplia oferta, cuando la normalidad retorne al abastecimiento nacional.
Publicado en El Correo del Caroni: http://correodelcaroni.com/index.php/cdad/item/45713-gobierno-profundiza-control-social-con-los-clap-sin-atajar-la-raiz-de-la-escasez
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