powered by Coinlib

Ferias navideñas: mirar para no comprar.

jueves, 22 de diciembre de 2016


Nada de estrenos o regalos para todos los miembros de la familia. Quienes venden mercancía en las ferias navideñas de Caracas presencian lo inevitable: los ciudadanos se enfocan en comprar lo justo y necesario, al mejor precio posible

Si la Canasta Alimentaria Familiar de noviembre se cotiza en 460.381,55 bolívares, los cortes de carne en 6.900 bolívares el kilo, y la inflación pronosticada por el Fondo Monetario Internacional es de 500%, no es de extrañar ver los stands de las ferias y bazares navideños vacíos. El patrón se repite en distintos sectores de la ciudad. Desde Bellas Artes hasta Los Dos Caminos, deambular sin comprar es el común denominador de la temporada navideña. “Son pocas las personas que ves con bolsas. Acá vienen es a preguntar, preguntar, preguntar y no compran casi nada”, explica Lorena Montilla, quien da la cara en un puesto que oferta zapatos marca Nike. Durante las tres semanas que lleva dando precios en la Feriavideña 2016, ubicada en el teatro Urban Couplé del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT), vende entre diez y doce pares al día, como mucho.

Los dos metros cuadrados del puesto le quedan grandes, sin personas que lo ocupen salvo los encargados del stand. “No sé si me arriesgaría a hacer esto el año que viene. Aún no hemos sacado la inversión de este espacio, que fue de 700.000 bolívares”, explica Montilla. Para salvar sus finanzas, la vendedora confía en calzado cuyo precio oscila entre 65.000 y 150.000 bolívares. Centra sus esperanzas en esta última semana que es cuando ha visto más movimiento de compradores.

A las afueras del recinto se despliega una cola que simula, en menor escala, la de un supermercado. Una vez dentro, el poder adquisitivo también se raciona. “Uno tiene que dar primero una vuelta de reconocimiento para estar seguro de que vas a comprar a un buen precio. Acá hay de todo y la idea no es caer a la primera con cualquier cosa”, explica Carlos Mendoza, de 43 años. Transita por el laberinto de tiendas mientras busca un regalo representativo para su hijo de 9. Ya ha descartado los juegos de video para PlayStation a 28.000 bolívares cada uno y los pares de zapatos deportivos que rondan los 60.000. Con ojos ávidos no se rinde, tampoco se decide.

Ver un stand lleno es sinónimo de ofertas o accesibilidad de precios, como sandalias a 9.000 bolívares o blusas de precarias telas a 10.000. El puesto de Marisol Goncalves, de 52 años, era uno de los más concurridos, pues vende nacimientos hechos de masa flexible y pinturas al frío desde 1.000 bolívares, además de artesanías cristianas en madera y bolígrafos decorados. “La verdad es que no me quejo. Acá vendemos todos los días. Sí, la gente tiene temor de lo que vaya a pasar en el país y se pregunta ‘¿será que regalo?’, pero al final termina comprando un detalle, que es lo que tenemos acá”.

Goncalves es baquiana cuando de ferias navideñas se trata. Este es el segundo año consecutivo que asiste a Feriavideña en el CCCT. Antes, estuvo once años en la Feria del Ateneo de Caracas. Su diagnóstico: la cantidad de personas es indiscutiblemente menor con los años, aunado a la caída estrepitosa del poder adquisitivo.

Quienes acumulan temporadas navideñas vendiendo productos en ferias y bazares aseguran que 2016 ha sido flojo si se compara con años anteriores. Ni los cuatro aumentos de sueldo que tuvieron los venezolanos este año parecen ser suficientes para regalar a plenitud. Eglee Rivas vende bisutería criolla en la misma feria del CCCT, caza compradoras con el típico “a la orden” y el “te lo puedes probar sin compromiso”. “A raíz del rollo con los puntos de venta hace unos fines de semana y ahora con los cambios de los billetes de 100, las ventas se han movido muy lentas. En un día puedo vender entre 7 y 14 piezas, cuando hace un año vendía hasta 40 por esta misma fecha”.

El bolsillo pesa más que la coquetería de la venezolana, que mira y mira hasta comprar lo que considere duradero. Así lo ve Mabel González, quien se aventuró con su madre a la Expoferia navideña ubicada dentro del Hotel Alba Caracas. Sugerir la adquisición de un estreno de ropa para el 31 de diciembre es casi un chiste para ellas. “Venimos de comprar telas. Vamos a mandar a hacer unas camisas para el 31 porque la ropa está incomprable. Acá los precios se ven chéveres. Vinimos a buscar cosas que duren todo el año y que estén a buen precio”, explica la joven de 23 años. Su brújula se orienta hacia zarcillos pequeños y maquillaje.

El recorrido de la feria de Bellas Artes se hace sin tropiezos: el reguetón llena los espacios vacíos por la baja afluencia de personas. “No sé si es un tema de poca publicidad o por donde estamos ubicados, que es medio escondido, pero si por acá pasan 80 personas diarias es mucho”, explica Claudia Díaz, de 38 años, encargada del stand 12 de la feria. Su mesa la atiborra de polvos compactos, brillos, labiales, delineadores, pestañas postizas y demás artículos de belleza, todas copias triple A de marcas como Clinique y MAC. Es la primera vez que usa sus navidades para vender maquillaje. “Necesito mejorar mi situación económica, buscar otros ingresos, pero me preocupa porque todavía no he sacado la inversión que hice. Soy maestra de preescolar, te imaginarás lo complicado que es sustentarse. Esta es la semana crucial, vamos a ver qué tal”, dice.

En la misma sala, Génesis Contreras tampoco ve prosperar su negocio de venta de juguetes como le gustaría. Sí, ha vendido desde pizarras en 4.000 bolívares hasta carritos en 13.000. A diferencia de lo que podría pensarse, su puesto no tiene el movimiento que esperaría al acercarse inminentemente la Noche Buena y, con ella, la fecha de clausura de la feria. La merma de compradores se observa en su mesa llena de juguetes y su cara de hastío. “Hemos tenido pocas ventas porque no pasa tanta gente. No sabría decirte un número exacto, pero pasarán como 50, 60 personas al día. En promedio, vendemos como 5 juguetes diarios”, calcula.

Ni porque la Feria Navideña del Ateneo acumule más de cuarenta años de historia cambia el panorama. El Centro de Usos Múltiples Francisco de Miranda –donde está ubicada en Los Dos Caminos– se puede recorrer con tranquilidad, sin compradores compulsivos propios de las décadas anteriores. A pesar de tener uno de los puestos de la entrada del lugar, Meldis Castillo no ha vendido nada. “¡Nada!”, enfatiza. Ni las franelas más baratas a 9.000 ni las blusas más costosas a 32.000. Las propuestas de estrenos para el 31 de diciembre que trajo no le han generado ni un bolívar de ganancia. “Es terrible. No sé qué hacer. Ya redecoramos, pusimos los precios por debajo del costo, relocalizamos las piezas y nada. La gente pasa y ni se para a preguntar”, dice, con ojos desorbitados por la preocupación.

Mirar y preguntar es también el modus operandi que se observa en aquel espacio del este de Caracas. “La gente pregunta mucho, se lo piensa. Dan una vuelta, preguntan el precio, y si les gusta, vuelven. Acá tenemos ofertas que hacen el producto más atractivo y punto de venta”, explica Daniela Nadal, vendedora de un puesto de estampados personalizados en franelas.

Junto con los compradores, los pagos en efectivo también desaparecieron de las ferias navideñas. La decisión de retirar los billetes de 100 bolívares –que ya se revirtió momentáneamente–, sin tener aún disponible el nuevo cono monetario para su reemplazo, se sintió en los bazares de la ciudad. Camila Castillo, de 26 años, consiguió un llavero para su novio a 2.500 bolívares que pagó con su tarjeta de crédito. “Con lo complicado que es conseguir efectivo ahorita, hasta un lápiz lo pago con tarjeta. Esto es un detalle porque si pienso en comprar un regalo representativo, como un chaleco que vi atrás, me va a costar un ojo de la cara. No pienso gastar la mitad de mi sueldo en un regalo, prefiero buscar alternativas bonitas y diferentes”, dice, mientras señala su adquisición: un llavero de bujía de carro pintada. Entre detalles, las navidades de 2016 pasan por debajo de la mesa, sin mayores alardes y con la ya clásica frase: “Voy a dar una vuelta y vengo”.

Publicado en El Estimulo: http://elestimulo.com/climax/ferias-navidenas-mirar-para-no-comprar/
 
Copyright © 2016. La Ciencia del Bolsillo.
Design by Herdiansyah Hamzah. & Distributed by Free Blogger Templates
Creative Commons License