La productora de papel Invepal es el más vivo ejemplo del fracaso de las expropiaciones. Primera empresa privada en ser tomada por el gobierno, Invepal sigue dando resultados más que desastrosos: en 2015, mientras la producción se contrajo 27,5% respecto a 2014, los costos operativos se dispararon en promedio 603%.
Pero los resultados pueden ser peores. Escudriñar en el balance de gestión de la papelera incluido en la Memoria y Cuenta 2015 del Ministerio de Industrias permite comprobar que el costo de manufactura de una tonelada métrica de resmas de papel bond, por ejemplo, se disparó 1.038% en el último año, pero en contrapartida la producción se redujo 31% en un año y solo se logró 13% del objetivo previsto.
En general, más de 90% de capacidad instalada de la planta está ociosa, lo que significa que la empresa no logra cubrir ni los requerimientos básicos de papel en los organismos públicos, que fue la tarea primigenia que le otorgó a la corporación el difunto Hugo Chávez, mucho menos satisfacer la demanda de la cadena comercial.
“En realidad hace mucho que no vemos productos de Invepal”, señaló Victoria Hung, propietaria de una librería en el este de Caracas, quien no obstante señala que los productos elaborados por la compañía podrían estar llegando al público bajo otra denominación.
Fallas eléctricas y de materia prima importada, falta de repuestos, demoras en los desembolsos del Fondo Chino Venezolano previstos para el proyecto de reactivación y obsolescencia tecnológica, son algunas de las razones que Invepal señala como causantes de los magros resultados.
Sin embargo, el balance de gestión presenta cómo los principales logros alcanzados en 2015 fue el sobrecumplimiento en 357% del programa de formación política de los trabajadores, así como la instalación de una red de fibra óptica que beneficia a los 823 trabajadores de la empresa.
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