Los almacenes de materia prima de las empresas productoras de alimentos seguirán en niveles críticos. El 14 de febrero fue la última vez que un buque granelero llegó a costas carabobeñas. Se trata de 24 días en los que no se ha recibido un gramo de las 30 mil toneladas diarias que se requiere para la alimentación de los habitantes del país.
Arroz paddy y azúcar cruda fue lo que se descargó de los vapores Bunun Brave y Mount Baker, de acuerdo a la edición 14933 de la revista Informes que edita la Cámara de Comercio de Puerto Cabello. Cada cargamento registró un peso de 30 mil toneladas.
Es un ritmo de importación que representa una caída de 66,67% respecto a años como 2014, cuando se contabilizaba la llegada de hasta 24 buques graneleros al mes, mientras que desde el segundo semestre de 2015 se reciben apenas ocho, según detalló Juan Carlos Ramos, vicepresidente del Frente de Transportistas Graneleros de Puerto Cabello, sector para el que todo cambió: “Antes había un flujo constante de trabajo, ahora hay choferes que deben esperar hasta tres meses para poder hacer un viaje”.
La merma en el arribo de mercancía no es el único problema que deben sortear los transportistas. De siete básculas que se usan para pesar todo lo que se descarga, solo funcionan cinco. “Eso causa un gran embudo en las operaciones y se hacen colas”. A eso se suma que las guías de movilización siguen siendo emitidas con retraso y los conductores deben esperar hasta 24 horas por ese documento, para luego salir a hacer los despachos y exponerse a la inseguridad. “En sectores como La Sorpresa y la entrada de Puerto Cabello se siguen atravesando grupos de personas para hacer que nos detengamos, abren las compuertas del contenedor, y meten en bolsos lo que pueden sacar”.
Publicado en: El Carabobeño
