Con más preguntas que respuestas, operadores cambiarios esperan a que el gobierno defina las normas de operación que permitirán a casas de cambio y no a operadores cambiarios, la compraventa de pesos colombianos en la frontera tachirense y del Zulia.
El cierre de los operadores fronterizos en agosto de 2015, medida que acompañó el cierre de la frontera por decisión del presidente Nicolás Maduro, afectó a más de 17 familias de la población tachirense de San Antonio, que desconocen si podrán reanudar una actividad que por más de cuatro décadas representó un negocio de tradición familiar.
“Yo soy el resultado del trabajo de más de 40 años porque mi padre es operador cambiario en San Antonio. Soy abogado y el resultado de la dedicación de alguien que hoy el gobierno nacional ha dejado por fuera en su decisión de establecer nuevas casas de cambio”, dijo Edison González, abogado penalista.
De acuerdo con González, se trata de una medida explosiva y coyuntural que no responde a la realidad económica fronteriza, ya que desconocen al grupo de personas que por trayectoria conocen la zona y sus necesidades.
“¿De dónde se van a obtener los pesos para las casas de cambio ahora que el gobierno colombiano se ha negado a permitir el flujo vehicular para la compra de gasolina? Esa era la forma con la que el gobierno venezolano iba a obtener los pesos en la zona fronteriza. ¿Con qué pesos van a contar las nuevas casas de cambio para hacer la convertibilidad y quién la garantizará?”, se preguntó el representante jurídico de los operadores cambiarios.
Detrás de la administración de las casas de cambio –reconoció el jurista- existen intereses económicos muy fuertes. “La maquinaria que tenían preparada con lo de las estaciones de servicio internacional, era la fuente de los pesos y ya no la van a tener, tendrán que reestructurarse. Serán los enchufados quienes van a obtener este beneficio”, denunció González.
- Una propuesta incierta -
Para los representantes de la Asociación de Casas de Cambio de Cúcuta, los anuncios del establecimiento de casas de cambio en la frontera venezolana son inciertos, partiendo del desconocimiento que existe en relación a su funcionamiento.
“Con las casas de cambio en la frontera venezolana se está hablando sobre algo hipotético. Nosotros seguiremos prestando un buen servicio a los venezolanos que vengan y a los locales”, dijo Yolanda Olarte, vicepresidenta de la asociación de cambistas profesionales del Norte de Santander.
La medida, -aseguró- no los afectará en nada, solo que en adelante tendrán que disponer de mayor capital de trabajo.
“Ahora estamos a la par y por un millón de bolívares pagamos un millón de pesos, pero si es cierto que van a colocar el tipo de cambio a 4 bolívares por peso, entonces hay que sacar 3 millones de bolívares más. Será algo inesperado pero eso es solo una suposición”.
Estas han sido las reacciones al anuncio del presidente Maduro el lunes 9 de enero a la autorización para que casas de cambio puedan transar pesos, como una acció para combatir lo que ha llamado las mafias cambistas que se han dedicado a atacar el valor de la moneda desde Cúcuta y Maicao (Colombia).
La diferencia entre los operadores cambiarios que ya existían en la frontera y las nuevas casas de cambio, radica en que los primeros solo atienden la demanda del intercambio entre pesos y bolívares, mientras que las casas de cambio tienen reglamentaciones más amplias porque pueden realizar otro tipo de negociaciones con diferentes divisas.
No han sido invitados, pero el viicepresidente de la Asociación de Operadores Cambiarios Fronterizos, César Sequera, asegura que están dispuestos a formar parte de las nuevas casas de cambio.
De acuerdo al representante de los operadores cambiarios la tasa referencial con la que operarían las nuevas casas de cambio será fijada según el dólar Simadi. “De ahí es que se deduce que el precio del bolívar en relación al peso debe ser 4 pesos por bolívar”, precisó.
Cuando funcionaban como operadores de cambio manejaban la misma tasa que se llevaba en Cúcuta porque no contaban con los instrumentos logísticos ni jurídicos para poder operar a una tasa de cambio propia.
“Nos ponía en desventaja y sin ningún mecanismo para contrarrestar la tasa que se manejaba en Colombia. Ni de parte del Banco Central de Venezuela, ni de ninguna otra institución financiera o Ministerio de Finanzas, se recibieron divisas (pesos colombianos) para poder operar a una tasa mayor que la manejada en el vecino país”, indicó.
Isabel Castillo presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio del Táchira, exigió al gobierno nacional la reactivación de los operadores cambiarios, teniendo en cuenta que desde la medida que llevó al cierre de las referidas empresas, se recurrió a la informalidad para cambiar pesos a bolívares o bolívares a pesos, contribuyendo a incrementar la distorsión monetaria.
Publicado en: El Estimulo