Como siempre, para este régimen
el anuncio por parte del alto gobierno, de que “vienen nuevas” medidas en el
sistema de divisas del país, es porque ya está listo, y solo están dando el
tiempo necesario para que los respectivos “beneficiarios” y “enchufados”
adecuen sus procesos a lo que viene. Es que si en Venezuela nombraran como
presidente del Banco Central a algún directivo de la Reserva Federal, del Banco
Mundial o del Banco Interamericano de Desarrollo, el infarto masivo seria
fulminante, es que jamás podría entender como todavía los venezolanos seguimos
sobreviviendo y aguantando mansamente todo este desaguisado.
Evidentemente nos salimos
del tema central, pero es que la cosa cansa, ¿o no?, veamos, en La Ciencia del
Bolsillo nos planteamos tres escenarios frente al dilema cambiario y de
ingresos de divisas a las arcas nacionales:
El
optimista: Los hechos cuantitativos nos induce a pensar
que tiene la mayor posibilidad de realizarse, surten efectos los recortes
petroleros, por su cumplimiento y su duración, aquí el gobierno mantendría los dos
tipos de cambio, uno protegido, que posiblemente le vuelva a cambiar el nombre
por algo más patriota, que se movería entre 50 y 80 en el corto plazo, con intención
de llevarlo a un número aproximado a 300, y el otro que estaría inicialmente en
unos 900 y que podría finalizar el año en 1.500.
El
conspirador: Aquí las cosas, y a pesar del “titánico esfuerzo”
del presidente por estabilizar los precios a un nivel adecuado no da resultado,
estimamos que no le quedara demasiadas opciones al gobierno y tendrá que mover
el dólar protegido hacia niveles que pueden terminar en el cuarto trimestre en
1 mil bolívares, recordemos que el 90% de las divisas del país son liquidadas a
través del DIPRO, por eso su efecto directo en todos y cada uno de los
programas y misiones establecidos, guisos aparte, el DICOM en este escenario podría
empezar a moverse en 1200 y terminar bailando muy pegado de los 3500.
Ahora, recordemos que las
cifras son esos, cifras, el mercado petrolero parece dar signos de una estabilización
relativamente suficiente, como para garantizar que el gobierno pueda seguir
corriendo las arrugas, en absoluto, significa que tendremos un año tranquilo y
sin nervios, un sistema perverso, anacrónico y profundamente corrupto como el
que esta instituido, puede en cualquier momento sencillamente explotar, por
factores económicos y financieros que no están en manos de estos gurúes socialistas
del trópico.
Lo peor de todo es que
indistintamente de las decisiones cambiarías del gobierno, están no van a
responder a ningún plan económico serio e integral que ataque las reales causas
de todo este desastre, a los venezolanos simplemente nos tocara pagar los
platos rotos, nuevamente de toda esta tramoya financiera.
La Ciencia del Bolsillo.