Familias más pobres sustituyen carnes por tubérculos.
miércoles, 22 de febrero de 2017
El desabastecimiento golpea a las familias y se sirve en los hogares de la manera más crudo: el hambre que deja secuelas en los niños, adultos mayores y mujeres embarazadas. Jorge Camperos, vecino de la parroquia Altagracia, dice que vive en carne propia los efectos de la escasez. Ha perdido 22 kilos en los últimos meses y hace rato que guindó sus pantalones talla 38.
“No estoy procesando bien los alimentos”, comenta Caperos y asegura sentirse desgastado. A propósito de ello, Maritza Landaeta, portavoz de la Fundación Bengoa, organización que promueve estrategias para mejorar la alimentación, señala que se trata de un problema de instalación lenta, pero progresiva, que viola los derechos humanos y ocasiona secuelas irreversibles.
Landaeta cuestiona la precariedad a la que son sometidas las familias para acceder a los productos básicos a través de los Comités Locales y de Abastecimiento y Producción (CLAP). Y advierte que en la medida en que el Gobierno controla los alimentos, tiene mayor poder sobre la población. “El hambre adormece la mente y reduce las fuerzas para luchar y protestar (…) el ser humano prioriza su alimentación”, enfatiza.
De acuerdo con la Encuesta Condiciones de Vida, un estudio presentado el viernes por investigadores de las universidades Central de Venezuela, Católica Andrés Bello y Simón Bolívar, la pobreza extrema paso de 28% a 52% en el país.
En torno a ello, Landaeta indica que 35,5% de los venezolanos son pobres recientes; se trata de profesionales, personas con formación de alto nivel académico, que poseen propiedades y que no pueden acceder a los bienes y servicios básicos.
El panorama recrudece en un país donde la inflación y la crisis económica han modificado el patrón de consumo de alimentos. Landaeta precisa que la yuca es el primer tubérculo consumido en los hogares, seguido por el ocumo. “Las hortalizas y tubérculos desplazaron a las proteínas”. Así lo informó en un foro “El hambre golpea duro al Venezolano”, organizado por Crónica.Uno en la UCV.
Se duplica la pobreza extrema
El estudio sobre pobreza, señala que 63,9% del presupuesto familiar se invierte en hortalizas, 52% en tubérculos. La desnutrición, afirma Landaeta, fue un referente entre las familias consultadas. Recuerda que en 93,3% de los hogares los ingresos no alcanzan para comprar alimentos y 48,7% reportó una alimentación monótona y deficiente. El estudio concluye que 9,6 millones de venezolanos comen dos o menos veces al día.
“27 de cada 100 niños tienen problemas de alimentación en las comunidades”, alerta Landaeta. Señaló que la crisis, que se evidencia a través de la talla, aumenta el ausentismo escolar. Entre las secuelas apunta el debilitamiento del sistema inmunológico, la falta de nutrientes y los problemas neurológicos, un escenario que adhiere a la desnutrición intrauterina. “La protección al niño no es política ni negocio, es un deber del Estado”.
Susana Raffalli, experta en nutrición, seguridad alimentaria y gestión del riesgo de desastres, advierte que el escenario ha obligado a retomar el programa de supervivencia infantil que fue aplicado en los 90, cuando, a su juicio, se registraron situaciones penosas. Se trata del Sistema de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición y Salud
(Saman) que se propuso Cáritas y con el cual se pretende detectar a niños en riesgos, para brindarles atención con el apoyo de un equipo móvil. Indicó que en el último trimestre de 2016 atendieron 18 parroquias, de 12 municipios de los estados Vargas, Miranda, Zulia y el Distrito Capital, donde suman 26 jornadas y 818 mediciones, con 425 niños bajo atención.
Asegura que la última jornada realizada en Yare, estado Miranda, fue suspendida por la asistencia masiva de niños en estado de desnutrición.
En torno al trabajo, Raffalli indica que las cifras no retrata la crisis nacional, pero indican una tendencia en las zonas visitadas.
“9% de los niños está en desnutrición severa, 15% de los infantes atendidos presenta desnutrición leve y 28% está en riesgo de desnutrición”, concluyen las cifras.
“1 de cada 5 niños evaluado tiene un retardo de crecimiento, irreversible, que se refleja en la talla”, apunta Raffalli. En la investigación destaca otro dato: 22% de los niños afectados no llega a los 2 años y 15% son menores de seis meses.
Nixa Martínez, presidenta del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela, especialista en gerencia de salud pública, recomienda a las familias consumir tres porciones de comida por día, así sea en pequeñas cantidades. Sugiere sustituir las proteínas animales por granos. Entre los alimentos más importantes incluye arroz, harina, azúcar, grasas y leche. “El venezolano está consumiendo lo que consume. Para Martínez no hay seguridad alimentaria ni. “El hambre no espera mañana, hoy tenemos que comer para llegar a mañana”
Publicado en: El Universal
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