La desnutrición en Venezuela es un problema de corrupción, no de falta de dinero: Maritza Landaeta. Y II
martes, 7 de febrero de 2017
Dieciocho años después de la llegada del chavismo al poder, la situación alimentaria de Venezuela es calamitosa. Al menos 300 mil venezolanos, según la Universidad Católica Andrés Bello, se alimentan de desechos; Cáritas advierte que la desnutrición en las comunidades más pobres alcanza niveles de crisis humanitaria; se denuncian, casi diariamente, decesos de personas que llegan en condiciones críticas de desnutrición a los hospitales.
Desde hace 17 años, la Fundación Bengoa viene investigando la alimentación en Venezuela, y su coordinadora de Investigación, Maritza Landaeta, conversó con PanAm Post sobre el estado actual de la nutrición de los habitantes del país. La experta denuncia que lo que se está haciendo hoy con la comida de los venezolanos constituye delito de lesa humanidad, y que es tan grave, que compromete el futuro del país.
La Asamblea Nacional venezolana está discutiendo la situación nutricional de los venezolanos. Como experta en el tema, ¿qué le diría a los parlamentarios?
La situación alimentaria y nutricional de los venezolanos presenta un franco deterioro. No es un fenómeno nuevo: las alarmas se vienen presentando desde el año 2012, cuando ya se empezaba a reportar una caída en el consumo de alimentos básicos, como las proteínas de origen animal, y muy especialmente la leche. En 2013 los problemas de acceso a los alimentos comenzaron a tornarse en problemas de desnutrición, y empezaron a llegar casos de desnutrición grave a los hospitales.
En este momento estamos en una situación en la que ya, como dijo Cáritas, hay algunos estados en situación de verdadera crisis, por el porcentaje de niños con desnutrición moderada y grave que estamos viendo en las comunidades. Los que están pagando la peor parte son los menores de cinco años, porque justamente allí se concentra la mortalidad infantil, que como ya sabemos, viene subiendo también; porque estos niños desnutridos son más propensos a sufrir infecciones, y una diarrea, que puede ser una enfermedad menor para un niño normalmente nutrido, es un caso grave para un niño desnutrido.
Pero no son los únicos: ya estamos viendo que a las emergencias de los hospitales están llegando también escolares, niños mayores de siete años que ya presentan también cuadros severos de desnutrición; unos llegan edematosos, otros llegan prácticamente con toda la grasa y todo el músculo de sus cuerpos consumido.
¿Qué podemos esperar con esos niños que están sufriendo ese porcentaje de desnutrición? En algunas comunidades ya se dice que son 10 % del total con desnutrición moderada y grave. Lo que estamos viendo es algo inédito en Venezuela: no habíamos visto cuadros tan severos, y ante esto vemos la desesperación de las madres. Hemos visto algo muy significativo, que ya se están presentando cuadros de desnutrición en niños menores de seis meses, eso es gravísimo, porque indica que no se está haciendo una lactancia materna adecuada, porque muchas de estas madres son adolescentes y en muchos casos dejan al niño con sus mamás para hacer la cola para comprar otros alimentos, y entonces este niño no recibe una lactancia materna adecuada.
Esta situación preocupa significativamente, como también la de las mujeres embarazadas que también están sufriendo la desnutrición, y si sumas que 25 % de los embarazos en el país son de madres adolescentes, que ya de por sí tienen que comer para crecer ellas, y para mantener el producto de su embarazo, la situación se complica aún más, porque estas madres están anémicas, tienen deficiencias de ácido fólico, y ya estos niños que nacen de estas madres vienen con su Espada de Damocles de tener un peso bajo al nacer, que ya es un signo de problemas nutricionales en el niño; y al mismo tiempo no tienen ni las reservas de hierro ni las reservas de ácido fólico que necesitan, y por eso aumentan los niños con problemas del tubo neural, de espina bífida, de tumores relacionados con la deficiencia de ácido fólico, y mientras más temprano se establecen los problemas nutricionales y más severo es el cuadro, peor es la situación de los niños, porque el daño que se produce es muy grave.
La adición de estas situaciones en el desarrollo cognitivo y físico deja daños irreversibles.
¿Se podría hablar en el futuro de esta generación de niños venezolanos como en alguna ocasión se habló de los niños de la Talidomida, o de los niños de la posguerra española?
Las lesiones dependen de la intensidad de la desnutrición, y hemos visto que esta se ha agravado en los últimos dos años. ¿Cuál es el futuro de estos niños? Personalmente creo que van a crecer con algunas lesiones en su desarrollo cognitivo y en su capacidad de desarrollo humano completo, especialmente los que han sufrido desnutrición muy temprana, porque está demostrado que la desnutrición a temprana edad causa estas lesiones.
Vamos a tener que prepararnos para tener escuelas especiales, una educación especial para estos niños, que van a necesitar más estimulación; estimulación que tampoco tienen en sus hogares, porque en muchos de estos hogares no se producen los estímulos que estos niños requieren, ni existe una atención en salud adecuada; y una alimentación que no ha sido priorizada por el Estado para los niños, tanto los más pequeños como los que están en las escuelas.
Hace años que venimos alertando que los niños estaban yendo a las escuelas no para educarse, sino para comer; ya ves en las escuelas que el pan nuestro de cada día son niños que se desmayan, como le dijo la estudiante a Nicolás Maduro.
No se desmayan los grandes; se desmayan los chiquitos también. Vas a una escuela y puedes ver cómo en los recreos los niños casi no se mueven. No se mueven porque no tienen calorías; ¿cómo se van a mover si no tienen energía?
¿Cuál es la respuesta del Estado venezolano ante esta situación? El Programa Alimentario Escolar ha desaparecido de los planteles, como bien lo denunciaba esta misma estudiante
La respuesta es igual que para todas las demás cosas que suceden en el país: silencio absoluto, no se toman las medidas necesarias. Por ejemplo, en el tema de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), ante esta situación, un Gobierno sensato debe priorizar la alimentación de los niños, de las mujeres embarazadas y de los adultos mayores.
Yo he comentado muchas veces que yo hubiese focalizado los CLAP a los centros materno-infantiles; eso me permitía hacerle el control de niños sanos a los niños, ponerles sus vacunas y entregarle sus alimentos. Eso garantizaba su comida y la de su familia inmediata, porque cualquier programa de alimentación tiene que prever que con los alimentos que se le están dando al niño tiene que comer su familia. Podías atender a los adultos mayores y a la embarazada. Le dabas la protección de salud y algo de alimentos que le permitiera a esa persona alimentarse ella misma por un tiempo prudencial.
Pero lamentablemente, como los niños son prioridad para el discurso, pero no para las acciones, estamos viendo estos cuadros gravísimos. Aún en las peores guerras y en los peores sitios, los Estados priorizan la alimentación de los niños. Y no es el caso de Venezuela.
Publicado en: Panampost
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