Bebés en #Venezuela están recibiendo maicena, toronjil o agua de zanahoria por falta de leche.
viernes, 8 de julio de 2016
Los niños que entran a la emergencia pediátrica del hospital Domingo Luciani no solo presentan alguna patología. El hijo de Adriana*, un bebé de apenas, tres meses tuvo vómitos, diarrea y fiebre desde el domingo. El pasado martes, 6 de julio, llegó con deshidratación severa al hospital infantil. Sin embargo, tras realizar los exámenes médicos, los doctores observaron que el niño estaba desnutrido. Con una madre que no puede costear la leche de fórmula a 1.200 bolívares, al pequeño solo solo le dan crema de arroz, toronjil y agua de zanahoria.
La hija de Yesenia, de cuatro años, igualmente llegó a la sala de emergencia el martes, luego de brotarse por una intoxicación. La evaluación de los médicos también reveló que la niña estaba desnutrida.
Los casos de desnutrición se han vuelto cada vez más comunes en el hospital infantil ubicado en El Llanito. No solo en las consultas, sino también en la emergencia. Los doctores reciben pacientes con bajo peso todos los días.
“Trasladamos al otro piso a un niño que nació pesando 2,7 kg y que en cuatro meses solo ha aumentado 300 gramos“, explicó un doctor, quien prefirió no revelar su identidad por temor a represalias. Lo normal, agregó el galeno, es que los pequeños aumenten 900 gramos cada mes durante el primer trimestre de vida. A los seis meses se espera que dupliquen el peso con el que nacieron.
A cinco camillas de la hija de Yesenia está un niño dos años que pesa 10 kg, cuando el promedio para su edad y su talla es de 13 kg. Aunque entró al hospital por problemas renales, los exámenes también determinaron que el pequeño estaba desnutrido. “La mamá tenía 15 días con él. Parece que no lo estaban alimentando bien. Solo le daban pan”, contó el padre a Efecto Cocuyo.
El papá del pequeño aseguró que trata de ofrecerle a su hijo la mayor cantidad de nutrientes posibles. Sin embargo, la inflación y el desabastecimiento hacen que sea difícil darle una dieta balanceada. “Ayer entró una mujer con un niño de meses con vómitos y diarrea. Y, aunque no lo quiso decir porque tenía pena, le estaba dando al hijo maicena porque no tenía más que comer”, contó el doctor.
El médico del hospital Domingo Luciani agregó que es normal que el organismo de los niños rechace este tipo de alimentos, sobre todo tan pequeños, porque no están acostumbrados a comerlos. “Por eso pasa algo que se llama transgresión dietética (cuando el paciente come algo que no debe). Antes ocurría porque las mamás ignoraban qué podían darles a los hijos. Ahora es porque no se consigue qué comer”, dijo el galeno.
Solo en el mes de junio, de un total de 41 niños en el hospital Domingo Luciani en el servicio de pediatría y en emergencia, más del 90% de los pequeños estaban desnutridos, ya sea de forma leve (61%), severa (4,8%) o moderada (26,8%). En estas cifras se encuentran lactantes, preescolares y escolares.
Los casos de desnutrición severa se han cuadruplicado en las consultas de los médicos del hospital infantil. En la consulta externa de nutrición, cada mes se evalúan 6 casos nuevos. Este tipo de condición más grave se manifiesta de dos maneras: marasmática o tipo Biafra, presente cuando hay un déficit en el contenido calórico total, y Kwashiorkor, que se produce cuando existe una carencia de proteínas en la dieta.
Dependiendo de la severidad de los casos, el tratamiento y la recuperación tomarán más tiempo en los pacientes. En condiciones más severas, el proceso puede tomar cerca de ocho meses. Para normalizar el peso, los galenos recomiendan una dieta balanceada. Sin embargo, reconocen que el desabastecimiento de alimentos juega en contra.
Miguel Guarenas, un padre de 24 años y con una hija de 2 años que fue diagnosticada con malnutrición por déficit lo sabe bien. Como trabaja como comerciante en una frutería, Guarenas puede garantizarle a la pequeña algunos productos. No obstante, se pone más difícil para conseguir otros alimentos, como los regulados.
“La fruta yo puedo sacarla del negocio, pero a veces cuesta conseguir la pasta, el pollo o el arroz. Arepa no puedo darle todos los días“, dijo Guarenas. Aunque ahora está “apretadito” porque tiene que darle a su hija una dieta balanceada para su recuperación, el comerciante no se rinde: “Así cueste lo que cueste, yo le doy de comer”.
Publicado en El Estimulo: http://www.efectococuyo.com/principales/bebes-en-venezuela-estan-recibiendo-maicena-toronjil-o-agua-de-zanahoria-por-falta-de-leche